viernes, 18 de agosto de 2006

Rebelde tatú


La puerta de la casa de mi hermano, Héctor, está abierta de par en par. Atravieso el jardín y miro con desdén unas estatuas espantosas de piedra en las que nunca antes había reparado. Llamo desde la entrada, nadie contesta. Vuelvo a gritar desde el pie de la escalera, silencio de nuevo. Subo hasta su habitación. Lo encuentro de espaldas a la puerta, sentado sin camisa, con la mirada clavada en el monitor apagado de la computadora.

-Ya llegué, Héctor, ¿qué te pasa, hermano? – digo a manera de saludo.
- Se rebelaron, J. No se sabe cuándo ni por qué; pero la rebelión ya comenzó –responde sin dignarse a voltear.
-¿Se rebelaron quiénes?
-Los tatuajes. Se salieron de control. Se despertaron. Se cansaron de ser tinta bajo la piel y ahora se están convirtiendo en otra cosa.
-No sé de qué me hablas- y, cosa absurda, me reviso la piel en busca de los tatuajes que nunca he tenido.
-Claro, tú no los tienes. Por eso no has notado que ya no están, no has sentido lo que hacen cuando se rebelan- Y a Héctor se le llenan los ojos de lágrimas, sobre el reflejo oscuro de la pantalla al que ya empiezo a acostumbrarme.
-¿Y qué es lo que hacen?
-Eso depende del tatuaje. A Mariela, por ejemplo, la salamandra de la espalda se le deslizó hasta una oreja y luego se le escurrió por el agujero. Le empezaron unos dolores de cabeza terribles, la internaron y le hicieron una tomografía: la salamandra le está incubando los huevos en el oído interno. A Pablo, que tenía una corona de espinas tatuada en el antebrazo, se lo tuvieron que amputar, se le transformó en una de acero que le mordió la carne y no hubo manera de soltársela, sino cortándola con brazo y todo. A Viviana, aquella morena del culo espectacular con la que estuve saliendo (con su rosita tatuada sobre la nalga izquierda) le crecieron raíces hacia adentro, un rosal completo le nació bajo el intestino y hasta un tallo la atravesó de lado a lado; y ahora está en terapia intensiva, se le infectaron las heridas por las espinas. A Miguel, el vecino imbécil, físicoculturista, aquél que se tatuó un demonio de Tasmania para que se le vieran los abdominales perfectos, se le convirtió el animal en uno de carne y hueso y lo atacó a dentellada limpia allí abajo en el vientre… y no le dejó nada, J. Nada… Y a la flaca Marta, con su tatuaje de corazón tan bonito allí sobre el pecho izquierdo, se le hizo real el segundo y no aguantó la doble irrigación, reventó ayer de una hemorragia masiva.

Me le quedo viendo la nuca a Héctor. Su respiración nerviosa, atropellada, que va empañando el monitor apagado donde tiene la vista clavada. Y entonces reparo en el detalle: la espalda limpia, descamisada.

-Héctor… ¿y dónde está la Medusa enorme, tamaño natural, que te hiciste dibujar en la espalda y que ya no está?
-Precisamente, J… La estoy viendo en el reflejo en este momento. Se los llevó ya a todos, quedamos solamente nosotros. No vayas a voltear ahorita, está justo detrás de ti.

10 comentarios:

  1. ...! Excelente! Me imaginé todo y me dio terror!

    Muy bien! =)

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  2. Sentí angustia..muy bueno: corto, preciso y sin desperdicio!

    me hizo recordar a mi hermano en su epoca de crisis con el crack....

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  3. ...un thriller blogosférico interesante!
    Saludos niño del viento..o será de los vientos (huracanados..for example)??¿¿¿??

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  4. Barbaro! Te quedó impecable... cuando sea grande quiero escribir como tu!

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  5. Muy interesante, corto y conciso...me gustó mucho imaginarme que me harían todos los tatuajes que tengo por todos lados del cuerpo jajja
    saludos

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  6. La verdad me gustó mucho, ver lo circular que es, como se siente un ritmo diferente a medida que se adelanta en la historia para luego llegar a ese impecable final. Logró halarme la historia hasta sentirme sumergida en semejante escenario. Pensé en el pobre de mi hermano que está llenos de tatuajes; en un amigo que delira por todo lo rastafari y tiene un enorme león lleno de colores que toca una especie de tambor africano y me imaginé su muerte,aturdido por la música y el humo; no pude imaginar qué le pasaría a un muchacho un poco loco y algo gafo que tiene un Mickey Mouse en el brazo.
    Saludos

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  7. ¡Pana! ¡Qué bueno! Con la cantidad de tatuajes inverosímiles que he visto en mi vida, así como toda esta gente se ha imaginado cosas... Hay un tatuaje en particular que recuerdo... pero después te cuento... y te cuento lo que me imaginé...
    ¡Mis respetos!

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  8. Que rabia, tanto que pense para por fin decidirme a tatuarme una flor en el tobillo y con lo real de lo q acabo de leer me paso por la mente tantas cosas insolitas q cambie de opinion por si acaso, no sea q la florecita resulte carnivora jejeje, espero las proximas entregas. BYE BYE.

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  9. Podría ser un excelente guión para una película de terror.

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  10. aun no tengo tatuates... pero estoy esperando que lleguen... estan un poco retrasados, el tren donde venian atropello a alguien en la ultima vispera de Navidad...
    Si se despiertan algun día estaré preparada para ver de nuevo a mi papá...

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