Roberto Bolaño en Nocturno de Chile menciona algunas anotaciones fantásticas del filósofo Friedrich von Schelling. Llevaba el registro Schelling de una serie de experimentos de neurocirugía para controlar la melancolía, intervenciones en donde al paciente se le seccionaban las fibras nerviosas que unen el tálamo a la corteza cerebral del lóbulo frontal.
Se me ocurre pensar que, luego de cada cirugía, el jugo de la nostalgia, esa esencia misma de la melancolía fresca recién exprimida, quedaría atrapado en pequeños frascos de cristal como peligrosos perfumes. Acaso los trocitos mutilados servirían como semillas que se acomodarían entre algodones húmedos en germinadores. O quizás como gases fluorescentes, diminutos tornados encerrados dentro de esferas de vidrio.
Se me antoja, también, que esa materia con la que se hacen los recuerdos aún debe estar viva. Que a lo mejor si armamos una brigada imposible llegaremos hasta el estante donde aún pululan esos gases, donde los germinadores muestran ya sus retoños, donde los perfumes aguardan por ser destapados y olidos.
Regresaremos con todo ello, para convertirnos en los guerrilleros más nobles y absurdos jamás. Para que en cada atentado caiga una semilla de tálamo en tu desayuno; una gota de corteza cerebral en cada sorbo de café negro; para que por las noches se te hinchen las fosas nasales con el despiadado aroma de la melancolía.
Y te darán entonces ganas de hacerte chiquito, jugar de nuevo pelota, nadar en el río, leerte todo eso bueno para lo que nunca tienes tiempo por ser tan importante, ganas de escuchar más y hablar menos, de bajarte de ese pedestal de mierda en el que te has -y te tienen- encaramado, desde el que te has hecho tan adicto a los aduladores para que puedas jurarte un astro, un cometa, un protagonista, un salvador. Ganas enormes de volverte a casa a pie y en silencio. Volver para ser –sencilla y llanamente- un buen hombre, qué vaya que ya es bastante.
13 comentarios:
Esto podrá parecer una cursilería insoportable.
La melancolía no es algo que me acompañe a menudo, no es que no me guste recordar, es que realmente no añoro las cosas buenas que ocurrieron ni lamento las malas, simplemente me gusta mirar hacia adelante aprendiendo de lo que pasó, y eso implica aprender a vivir con intensidad el presente sabiendo que nunca mas lo voy a vivir, solo podré recordarlo. Esto no implica que los melancólicos sean personas que se quedaron en el pasado, sino que la melancolía me parece un ejercicio inútil.
Pero hay algo que no puedo evitar, y esa es la cursilería:
No puedo olvidar ni dejar de recordar con melancólica tristeza el día en que recibí mi primer beso.
John Manuel Silva
Hermoso, Jose.
Dicen que la melancolía es una sensación aprendida, un modo de interpretar el mundo, y que alguna vez la humanidad careció por completo de ella. Imagina un mundo en el que el pasado solo es pasado, que no hubiera razón para aferrarse a nada y que las únicas emociones se encontraran en el presente. Seríamos increiblemente eficientes, pero la poesía sería imposible y los afectos serían solo embriaguez. Pareciera que la melancolía es lo que nos da sentido y nos hace creer que dejamos alguna huella, si es que la dejamos.
Sí que lo es Urriola, ¿y bastará?
Dudo profundamente que altas dosis de melancolía y nostalgia en su estado más puro puedan devolver la inocencia y la eterna capacidad de sorpresa perdidas en sinápsis que ya no vuelven. Pero si en tus noches insomnes divisas esferas de vidrios encerrando tornados, avísanos sin falta.
F.A.
¿Y si no se trata de melancolía, sino del deseo profundo de revertir las cosas? ¿La melancolía no resultaría demasiado directa?
Iría a lo que fue.
Prefería revertir y convertir lo que será en lo que tanto se ansía. En presente, no en esa imposibilidad romántica de ingresar en el pasado. El tubo es ya demasiado chico para si quiera asomar un ojo, en esas tardes en que se hacía nada y uno no se explica como se lograba leer tan poco… escribir apenas, dibujos incompletos.
Y tal vez bajarse del pedestal – al que me subí- es tan fácil como bajar un escalón. No es correcto pensar que me subieron. Yo les engañé. Siempre pasa, uno se dedica a engañar y también a dejarse engañar.
Pero irse simplemente a casa, a pie y en silencio, tienes razón. Eso sí, me da toda la nostalgia de alguna vez que lo haya hecho. Sobre la francisco de miranda. En silencio. Mucho. Parece casi una improbabilidad lograrlo nuevamente.
Me da risa, Good Woman de Cat Power, es tal vez casi una representación de melancolía que tuve alguna vez.
Gracias, hermoso post.
ana
El otro día comentaba con un amigo común sobre la pérdida de significados que va teniendo el signo; a veces me pregunto, o nos preguntamos si la gente cuando se dice melancólica ¿en realidad sabe del sentimiento con propiedad, "ser" "sentirse" melancólica, o sensillamente esta o "es" triste, o que la nostalgia necesariamente no incluye a una de las otros dos estados y que cada una de ellos, pueden denotar algo más que matices?
un gran abrazo y adelante con estos excelentes post
Extraordinario...alucinante...sobrecogedor. ¡felicitaciones!
...el despiadado aroma de la melancolía.
Coñazo de definición.
Me gustó mucho este post, muy buenas noches Urriola (no sé por qué pero siempre que paso por aquí es de noche).
...Y me dan ya ganas de ser chiquita, nadar en el río, jugar pelota, bajar de este "pedestal", sí.
Melancolia que me embarga cada vez que recuerdo bellos momentos, bellas epocas, bellos pasajes que no volveran.La ninez, la juventud, que lindas etapas de la vida, donde tenemos a flor de piel la inocencia, la alegria, las ganas de vivir.Pero la vida es bella, dura, pero bella asi que es necesario recapitular, recordar, revivir, sentir melancolia de vez en cuando para no extraviarnos y olvidarnos de las cosas que verdaderamente importan.
....electrizante hipótesis..si es que acaso no es hecho comprobable!
Yo que soy adicta a la melancolía. Esto me ha encantado¡
A Ophir Alviarez le dan ganas de todo!!! visitala, llamala, seguro sera tu amante virtual es la mejor.. te lo aseguro ella esta disponible a media noche
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