Fui a ver 300 y durante dos horas volví a tener ocho años. Creo que a todos nos pasa una o dos veces por semestre. Surge algo, un detonante inexplicable, que nos alisa las arrugas, nos borra las canas, nos compacta el cuerpo y nos hace brillar los ojos con la misma inocencia y franqueza de cuando rondábamos los diez. A mí me pasó viendo esta película inspirada en el cómic de Frank Miller que va de la resistencia del rey Leónidas de Esparta y sus trescientos hombres durante los cinco días que batallaron en el paso de las Termópilas contra el ejército persa.
Pero lo que nos tiene más preocupados a mi esposa y a mí es la peculiar convicción con la que salí de esa sala de cine: existe el ángel de la guarda. Y en Venezuela tenemos asignados 300.
Son trescientos hoplitas, los más veloces, los más fuertes, los más valientes, los más astutos y bondadosos. Unos híbridos manipulados genéticamente y clonados en laboratorios celestiales, producto de la combinación de San Miguel Arcángel, El Arcángel Gabriel, San Jorge -y el dragón-, San Leónidas, Santo Aquiles, San Ulises, San Ajax y San Obi-Wan Kenobi (estos cinco últimos no existían antes, pero los tuvieron que canonizar rapidito cuando vieron las dimensiones del desmadre que se cocinaba aquí con el tradicional gusto criollo). Los tipos fueron convocados por Dios en persona, en semicírculo los sentó en unos pupitres de madera y habló como un viejo maestro a sus alumnitos: En Venezuela está a punto de ocurrir algo. Siempre está a punto de ocurrir algo terrible. Están a nada de irse a la mierda; pero gracias a Ustedes eso que habrá de ocurrir tendrá que esperar.
Y por eso, mis queridos amigos, por eso es que aquí caminamos al filo del precipicio y no nos caemos. Estamos a punto de desmadrarnos, pero nos mantenemos haciendo equilibrio sobre un hilito. Porque hay 300 panas maravillosos que sostienen la trocha como Atlas a la bóveda celeste, hay trescientos ángeles de la guarda que forman una falange bajo el aguacero e impiden que en cada lluvia a nosotros nos pase lo que pasó en Vargas hace unos años. 300 guerreros maravillosos impidiendo que la horda de sujetos que manejan borrachos se lleve con su Fairline 74 o su Hummer –birra en mano, sin ningún ánimo de pisar el freno- a la familia completa que espera en la parada del autobús. Sí, son 300 locos santos que soplan aire helado para que la falta de pericia no acabe por encender los campos petroleros, o para el cigarrito que se fuma el bombero en la estación de gasolina no reaccione con el combustible y volemos como en Tacoa. 300 súperhombres que se las están jugando por nosotros 24 horas al día, los 7 días de la semana, los 365 días del año. Que hacen lo que pueden -humana y sobrehumanamente- para que, a pesar de las millares de armas ilegales y legales que hay en la calle, aquí “apenas” rocemos los cincuenta muertes violentas en un fin de semana –a pesar de lo que diga el ministro-.
Aquí necesariamente tiene que haber 300 súperespartanos de la guarda que impiden con uñas y dientes que se precipite lo inevitable. Y seguro que todas las noches estos amigos apelarán a su línea directa con Dios –porque hasta los ángeles tienen derecho a su Houston, we have a problem- y le dirán: “Viejito, manda refuerzos, nosotros estamos resistiendo pero no podemos aguantar mucho más tiempo”. Dios se amasará la barba, se morderá el labio inferior y dirá sin decirlo: “No estáis solos. Tened paciencia. Los refuerzos aparecerán, tienen que aparecer”.
Pero los 300 guerreros no entenderán el mensaje divino, lucharán cada vez con más corazón pero con menos fuerzas. Aguantarán los embates de la idiotez, de las 7 plagas de Egipto, los 7 jinetes del Apocalipsis y las 5 verrugas del fulano. Lucharán, especialmente, contra la negligencia, la abulia y la desidia. Tendrán el valor y la bravura que millones no han sabido tener.
Y mientras el país se cae a pedacitos, mientras los 300 intentan sujetar el rompecabezas, haciendo encajar con maña las piezas tambaleantes, se espera a que los refuerzos se dignen a aparecer. Pero los refuerzos no vendrán del cielo, quienes han de relevar a los 300 no están hechos en los laboratorios celestiales. Están aquí, mis amigos, entre nosotros. Lo que pasa es que no nos enteramos aún que la pelea es peleando y no viéndola por tele como pasivos voyeurs. Víctimas de la abulia, presos por la modorra, entregados al “así son las cosas, es lo que hay, qué le vamos a hacer”.
Sin embargo algo nos tiene que despertar antes de que acabe de suceder eso que se supone que ha de pasar. Ojalá que por segunda vez en la historia no haya necesidad de levantarle a los 300 de la guarda un monumento en medio de las ruinas:
Viajero: Si vas para Venezuela, dile a los venezolanos que aquí yacen sus guardias, caídos en el cumplimiento de su deber.
Excelente!!! tengo el primer comentario solo para mí... pero no se me ocurre nada bueno que decirle, creo que mejor le doy las gracias por canonizar a Obi-Wan.
ResponderBorrarBueno ahí le van:
Gracias Señor Urriola!
Jose:
ResponderBorrarPor casualidad de la vida, mi alumna y tutoreada Zhandra Zuleta es tu Fans #1 y cuando le comenté el gran cariño que siento por tí, los momentos gratos que pasamos en los pasillos y salones de la UCAB y la inmensa alegría que me da encontrarte... no lo podía creer...
Me encanta saber de tí a través de tus escritos, que desde siempre han sido bellos y brillantes...
Espero éste sea el renacer de todo aquello y mostrarte pronto el mejor trabajo que estoy haciendo: mis morochas, María Carlota y María Cristina... recibe mil besos y abrazos...
Carlota Fuenmayor
carlotafuenmayor@gmail.com
cfuenmay@ucab.edu.ve
Como siempre, admirable trabajo. El Papa Juan Pablo, decía que a Venezuela la salvaría La Virgen.Pero sin duda, tenemos que despertar y ser uno más de esos trescientos valientes. Que ella nos de el valor y nos saque de esa apatía casi patológica ...de querer transfomar el mundo desde la comodidad del hogar o pensar que son atribuciones de otros.
ResponderBorrarAmigo José Urriola, mientras Venezuela tenga hombres de una fe superior como tú, tenemos derecho a abrigar ilusiones y esperanzas de un país mejor.Pienso que eres uno de esos trescientos ángeles. ¡Un gran abrazo!
ResponderBorrarTus palabras me llevaron inmediatamente a unas palabras de Gandhi: "Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear." ¡Excelente escrito José!
ResponderBorrarMaravilloso, José--- me dejaste muda.
ResponderBorrar" presos por la modorra, entregados al “así son las cosas, es lo que hay, qué le vamos a hacer”.
Me impresiona la enorme cantidad de venezolanos que vivimos tomando ansiolíticos y antidepresivos, dificilísimos de encontrar (hay escasez por la enorme demanda)
Nos dopamos creyendo así que la angustia y depresión se esfumaran, como se nos está esfumando el país.
Me declaro culpable.
¿Cómo hacemos para despertar?
Saludos Jose, gracias por darnos un rato de buena lectura.
ResponderBorrarAl final, lo único que importa es que se sepa su historia. ¿Ansias de grandeza? No. Si pensamos que estamos solos, ¿lucharemos igual?
ResponderBorrarCitando a un personaje ampliamente conocido por estos lados, "hay que atrincherarse en la resistance! a alguien le tiene que tocar, así que plomo".
Más allá de la acertada reflexión, tus palabras siempre regalan una conmovedora sonrisa...
ResponderBorrarEs tu don
Estimado José, entré en su blog a través del de mi amiga Carlota y he disfrutado mucho de la lectura de su post sobre 300.
ResponderBorrarTiene razón en decir que, siempre algo nos hace sentir de 15, de 9 de 5 años.... Un olor, un sabor, un lugar, una canción, un juego, un momento, un... lo que sea pero siempre es como esa ventanita abierta al pasado que nos permite evocar aquello hermoso o, en algunos casos doloroso que ya hemos vivido, es así!
Estaré pendiente para próximos escritos suyos... Lorena Scorzza
Estimado José: Como siempre, leerlo es un placer. Me gusta pensar en la idea (más aun, mantener la fe en ello)de que realmente hay 300 fulanos escondidos por allí, con el suficiente coraje, aplomo e inteligencia, esperando el justo y preciso momento para salir y emprender la batalla definitiva contra la ignorancia, la arrogancia, la flagrancia y todo eso que a muchos de nosótros nos causa ansia.
ResponderBorrarQuisera pensar también en que "saldremos", en que "miles" seguiremos a los "trescientos".
A lo expresado por tí, no puedo más que adosarle un "Dios es grande y su misericordia infinita..." Sólo por eso es que no estámos más pior.
Un abrazo
"Too much..."
ResponderBorrarQue gran texto mi pana!!!...Esos 300 de carne y hueso no están muy lejos, están reagrupándose y afilando las cuchillas...
ResponderBorrarjejejejejeje!!!
y como decía otro super héroe de verdad -Jenofonte-: "el más dulce de los sonidos es la alabanza"...
"el mar, el mar..."