El mundo sigue su curso imperturbable, otro
giro más, como si nada. Ya se encargará más tarde de sacudirse (sacudirnos)
como un perro que se rasca las pulgas del cuello.
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity sigue
tomando y enviando fotos de Coro.
Una refinería estalla en Venezuela. No se responsabilice
a nadie ni se averigüe nada, esas cosas pasan y la voz oficial indica que (como
dijo el filósofo ¿?) “la función debe continuar”.
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity hace
una toma panorámica de 360º que le está quedando perfecta hasta que en el grado
359 se le atraviesa en el plano un chivo.
Catorce cabezas –siete de ellas de mujeres-
son encontradas en una nevera con mucho hielo al norte de México. Mañana,
estemos seguros, será la revancha del cártel rival y entonces serán diez los
cuerpos (cuatro de mujeres) que amanezcan colgando de un puente.
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity escoge
una piedra, una que se le antoja especial entre el millón de piedras marcianas,
y se la guarda en un compartimiento secreto: esta es de recuerdo, para mí.
Otro tirano cae derrocado en una república
africana y el que se encarama en el poder –apoyado por la comunidad
internacional y bien armado por los mismos de siempre- resulta ser un genocida
aún peor.
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity recita
un poema nocturno que se le acaba de ocurrir: “He visto cosas que ustedes los
humanos no creerían… y todo eso se va a perder como lágrimas en la lluvia”.
Ochenta venezolanos son acribillados desde el
aire por garimpeiros en el Amazonas (tampoco pregunte, deje la necedad: no se
sabe, no contestan, además esa vaina queda muy lejos).
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity mira a
la Tierra, allá perdida contra el horizonte marciano, y piensa: Puedo escribir los versos más tristes esta
noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan,
azules, los astros, a lo lejos”… pero no los escribo porque tengo miedo a que
en la NASA se enteren y me desconecten por cursi.
Irán y Corea del Norte hacen otro ejercicio
con sus armas nucleares desarrolladas exclusivamente -quién lo duda- con fines
pacíficos y benéficos. Al tiempo que los talibanes ejecutan a otra mujer, una
más, sin derecho a voz ni defensa, bajo cargos de adulterio.
Y en este preciso instante, en Marte…
Curiosity apaga su cámara, deja de transmitir, se mete sus brazos mecánicos en
sus bolsillos mecánicos y patea una latica en el fondo de un callejón de una
ciudad marciana desierta.
Putin mete presas a otras rockeras y a más
activistas ecológicos, y escoge a dedo al próximo títere que pondrá en su lugar
para el período que viene al tiempo que las mafias, encabezadas por él mismo,
se apoderan de la nueva Rusia.
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity emite
una vez más una canción de los Beatles y luego otra del cantante Black Eyed
Peas (o algo así) para que las escuchen allá en la Tierra. Y piensa mientras
suenan: algún día me voy hartar del gusto musical de los ingenieros de la NASA,
me voy a apoderar de la emisora y voy a poner mi propia música.
En un país latinoamericano la gente decente
se prepara para las elecciones y los tiranos se preparan para hacer el fraude.
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity se topa
con un monolito oscuro que está siendo rodeado y venerado por un grupo de
simios. Uno de ellos toma un hueso y lo lanza al aire, Curiosity sigue el
desplazamiento del hueso con su cámara
en slow motion. Interrumpe la grabación, decide borrar el material y no lo
transmite: “esta gente no está preparada para entender esto”.
Estalla otra guerra, una vez más y como
siempre, en el Medio Oriente. Al tiempo que se rumora de este lado del planeta que
ahora sí que se murió Fidel.
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity se
encuentra a tres hombres compartiendo un café alrededor de una mesa: Ray
Bradbury, Moebius y Neil Armstrong. “Estamos trabajando en una novela gráfica,
el proyecto más ambicioso de nuestras vidas. Moebius hace las ilustraciones,
Armstrong es el protagonista y yo hago el guión… si llegas a mencionar algo te
juro que no te incluiremos en ella”; le advierte el más gordito de los tres.
Hay crisis y más crisis, crisis en los países
que siempre hemos estado en crisis y crisis en los países que no saben (o ya no
se acuerdan) lo que es vivir en crisis. Y ni hablar de las crisis internas de
cada quien.
Y mientras tanto, en Marte… Curiosity se seca
el aceite de la frente, da por culminada otra jornada que ha resultado tan
extenuante como estéril, lanza al aire un helicóptero-cámara para que tome una
foto cenital desde la altura. Al mirar la foto aérea se da cuenta de que en
todo este tiempo no ha hecho otra cosa que dibujar su propia imagen sobre la
arena marciana.
maravilloso
ResponderBorrarMuy bueno
ResponderBorrar"Y mientras tanto en Marte", yo me doy banquete con este blog de mi amigo Urriola,C.Casano
ResponderBorrarPana excelente!!! La imagen de Bradbury, Moebius y Armstrong genial!!! Me gusto le mezcla con la actualidad politica de Abzurdistan ( former Venezuela) saludos Tarzan
ResponderBorrarMil gracias a todos por leer y comentar. Seguiremos entonces dando la pelea, aquí, en Abzurdistán o en Marte. Un abrazo!
ResponderBorrarJosé, no creí poder jamás, hacer esto. Gracias por enseñarme que puedo volar con alas y sin ellas.
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