Comenzaré esta entrada con una sentencia lapidaria en la que seré irreductible: Arcade Fire es a la música lo que el Barcelona es al fútbol.
Y para argumentar lo que me permite llegar a semejante conclusión, que me tiene tan contento –a veces la felicidad se parece un montón a esa sensación que lo embarga a uno cuando dices: tengo una idea-, primero tengo que hablarles de arepas y mermeladas.
Una vez, siendo muy niño, encontré a mi primo en la cocina untándole mermelada de guayaba a una arepa recién sacada del horno. Por supuesto que exclamé lo único que podía exclamarse en ese instante: “arepa con mermelada… qué asco”. A lo que mi primo respondió, con la boca llena de masa caliente y fruta confitada: es buenísimo, carajito, si te gusta la arepa y te gusta la mermelada pues te gusta la arepa con mermelada.
Varias décadas más tarde sigo insistiendo en que no pienso probar en mi vida la arepa con mermelada (como tampoco las morcillas en almíbar o los espaguetis con jalea de mango), pero sí quiero tomarme la licencia de hablar de fútbol y música, al mismo tiempo y bajo el mismo principio de que si te gustan ambas cosas por separado pues también te van a gustar juntas.
Como bien saben los que me conocen, he sido fanático del glorioso equipo merengue de Real Madrid desde que tengo uso de razón, cosa de la que algunos amigos muy futboleros y muy cultos y comprometidos me han tratado de convencer de que es un despropósito. Que es un equipo de fascistas, de franquistas, de gente de derecha abominable a la que le crece el mismo bigote que a José María Aznar o a Mariano Rajoy. Que la gente con verdadera amplitud moral y mental le tiene que hinchar al Barcelona y vestir la blaugrana. Pero les aseguro que es más fuerte que yo: no puedo irle al Barcelona, lo he intentado, lo juro, pero estoy genética y culturalmente impedido. Siempre acabo yendo por el otro equipo, sea cual sea y siempre acabo derrotado por mi indomesticable necedad.
Sin embargo, nadie puede ser tan mezquino como para no reconocer que el Barcelona de hoy (el de Guardiola –a quien he detestado tanto mi vida entera- con Puyol, Xavi, Iniesta, Dani Alves, Piqué, Busquet, Pedro y ese prodigio de todos los prodigios llamado Lionel Messi) es el equipo que más placer da ver jugar en el mundo. Que uno no tiene otra opción que bajar los brazos y asentir y decir -en voz alta o mascullando- bellezas al estilo de: el coño de su madre, qué buenos son estos hijos de puta.
Ahora vamos con la música, particularmente con Arcade Fire. Me gustaban, hasta el miércoles pasado, me gustaban. Me parecían buenos, un grupo en plena cresta de la ola, con un toque de esa magia que tienen las bandas canadienses del siglo XXI, ocho o más locos pegando brincos en una tarima, haciendo esas canciones delirantes y perfectas a medio camino entre lo triste, lo desesperado, lo eufórico, lo entrañable, lo histérico, como si se pudieran cantar tonadas tristes y ser punks al mismo tiempo.
Insisto, a mí me gustaba Arcade Fire. Era un gusto comedido, educado, político; como decir que a uno le gusta el Atlético de Madrid o el Bilbao o el Sevilla; que si no está jugando el Madrid pues tú puedes irle a ellos y hasta te entretienen. Arcade Fire estaba bien, a falta de otros que me gustaban más pero que estoy condenado a no verlos en directo jamás. Y entonces nos lanzamos a ese concierto del miércoles y nos fuimos en metro hasta el Palacio de los Deportes (yo creo que de aquí salió lo de mezclar deporte con música, la culpa siempre es de la vida o de los demás) y nos tocaron unos asientos reguleros, pegados al lateral de la tarima, casi en la última hilera de sillas junto a la barra de seguridad. Sin embargo estaban ellos cerca, como a diez metros, vistos siempre de perfil. Y yo dije: bueno, qué carajo, igual estos locos tampoco es que me fascinan, son buenos pero tampoco tanto…
Puyol sale desde la defensa y se la toca Xavi, Xavi se la pasa a Iniesta, dribla Iniesta y le hace un túnel a un rival, se la pasa de taco de nuevo a Xavi, Xavi se gira sobre su propio eje y deja que dos defensas pasen de largo, se la toca a Piqué y éste se lanza en vertical dejando regados a cuatro más por el camino, le hace un pase con precisión de bisturí a Dani Alves que se proyecta por la punta, se dispara por la línea lateral y cuando la pelota parece rebasar la línea final se la centra a Messi que la baja de pecho en el punto penal, la domina, hace un sombrerito a tres defensas, salta para esquivar las patadas a los tobillos, la vuelve a dominar pegadita al pie, gambetea, espera la salida del arquero, la cucharea para hacerle una vaselina al portero que se le lanza como un tigre, la pelota sale proyectada en arco perfecto hacia la línea de gol… maldita sea, Messi, por favor que sea gol.
Porque es tan bonito, es tan lírico, es el fútbol vuelto poesía y hecho música y uno no tiene otra opción que caer rendido y desear que toda esa belleza sea recompensada con el gol. Un golazo aunque sea en contra.
Y yo nunca he visto que los canadienses jueguen bien al fútbol, pero entonces salieron los ocho locos de Arcade Fire a saltar sobre la tarima del Palacio de los Deportes, y por momentos fueron nueve y por momentos diez o doce y en un momento éramos cinco mil. Cinco mil locos contagiados por la misma adrenalina, por la misma vibra positiva, un camión desbordado de adrenalina, tocaron y tocamos, tocaron todos de todo y nos juntamos y rugimos y cantamos y nos abrazamos como si entre todos hubiéramos acabado de meter el golazo más bonito de la historia.
¿Ya lo ven? Arcade Fire es a la música lo que el Barcelona es al fútbol. Y uno se sorprende cuando se descubre relamiéndose los bigotes porque las arepas con mermelada, a veces, sólo a veces, están realmente deliciosas.
12 comentarios:
1. De pequeño por alguna extraña razón me pareció buena idea ponerle mermelada a una arepa. A pesar de que eso suena a contranatura hasta el dia de hoy no me arrepiento de ello.
2. Arcade Fire está de primerita en mi lista de bandas para ver en vivo, la gracia que hicieron con youtube y ahora tu testimonio es prueba suficiente. Hoy en día no hay gente en el planeta que haga música así.
3. Al Real Madrid ni en pintura.
4. Siento una envidia cochina por estar pobre y no poder pagarme el ticket.
5. Yo vi a Radiohead, tú no. Tú viste a Arcade Fire, yo no.
Quedamos tablas.
:)
Bisca Barça..!!!!
A la arepa caliente primero una untada de mayonesa y alisas el sabor, luego ese tono alto de color y sabor de la mermelada… ummh.! No se te parece a los acordes de un violín y un acordeón o el rescate de convertir la iglesia de Farnham en estudio de grabación…?? Arcade Fire..!!!
Cómo siempre, que bueno…
Saludos
Me pasa contigo: a veces no tengo la más puta idea de lo que estás hablando y aún así es un placer divino ver cómo te expresas, cómo dices las cosas o cómo las cuentas mientras te revuelves la manos.
Beso,
A mi también me gusta mucho Arcade Fire. Pero si me dices que es científicamente el equivalente del Barca, entonces, buscaré otras cosas para escuchar. Yo soy del Madrid. No estoy contento con el que tenemos en el presente. Quizá mejore. Soy fanático del Madríd de Del Bosque. Menos mal que esas reducciones que hacemos de la vida y nuestros gustos son solo caprichos blindados por una sensación de felicidad y verbo. Salud
Estoy completamente de acuerdo contigo. Soy madridista -de las que se molesta porque Diarrá sea el tercer capitán- pero no puedo regatear las bellezas al Barcelona, de la misma forma que no podría regateárselas a Arcade Fire.
Ahora bien, aplicando la lógica de German...Al Barcelona lo he visto, a Arcade Fire no. Además... al Barcelona lo he visto varias veces, incluyendo el 2-6. Y aún así soy capaz de apreciarles en su conjunto.
Por cierto Germán, la mermelada en la arepa sólo queda bien si le añades mayonesa y después... ¡diablito!.
En fin. ¡Me ha gustado mucho tu post! Cuando quieras hablar de fútbol, visita www.eldorsalcatorce.blogspot.com
Y yo le reconozco al Barca que haya jugado bien las últimas 3 temporadas. Pero por desgracia tengo buena memoria, y recuerdo al Barca de hace más de 3 años.
El que quiera ver al Madrid jugando como el Barca de Pep, que espere sentado.
Hablemos de Arcade Fire. Creo que esta está lejos de ser su mejor canción. Pero tiene lo que tienen todas: una energía desbordante e ingenua que atrapan a cualquiera. Salud José por tu Blog.
Que me perdonen los culés, pero creo que ser Madridista, sobre todo hoy día, requiere de mucha más personalidad. Es una especie de osadía de la que me enorgullesco. Y es también una muestra de que uno, pase lo que pase, se goza su síndrome del salmón y remonta el río a contracorriente.
Gracias a todos por leer y por comentar, buena música y buen fútbol para todos, un abrazo,
JU
¿Lo de la arepa con mayonesa y mermelada o mayones, mermelada y diablito... es en serio?
Con todo respeto ¿De verdad?
Pues yo poco poco de fútbol pero me pasé todo el verano con una amiga que come arepa con mermelada y oh susto, pienso lo mismito que tú, sólo que aquí era en serio y sí, yackkk!
Sonrisas para ti.
Ophir
Jose, esto era lo que más lamentaba de estar sin computadora, perderme estas lecturas. Otro de tus talentos: conocer el fútbol, la música, además de la literatura. Que combinación tan perfecta. Lo que si no me combina es la arepa con mermelada de tu primo, ja,ja,ja. Sim embargo intentaré probarla.
Como fanático de Arcade Fire, puedo decir que amé este texto, me fascinó. ¿Verdad que The Suburbs es un disco increíble? ¿Verdad que Funeral es un disco maravillosamente triste?
Siempre es tremendo el poder de la música para sorprender. Pero es particularmente genial cuando a uno lo sorprende alguien a quien uno no conocía, o que no seguía con atención.
A mí me pasó con Héctor Lavoe, cuando tenía como 14 años, y me negaba a escuchar algo que no tuviera una guitarras eléctricas y a Kurt Cobain gritándome que tan horrible es el mundo. Un amigo, me puso "El Cantante", y desde ese día dejé el snobismo musical (suena a testimonio de rockero anónimos).
En fin, me encantó este post.
Tienes que visitar esta pagina de ARCADE FIRE, es probable que ya la conozcas, pero para que la vean quienes te visitan http://www.thewildernessdowntown.com/
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