martes, 13 de marzo de 2007
Delirio de simulación.
No logro dar con la cita. Reviso una a una las páginas de los libros que he estado leyendo esta semana y no aparece. Desapareció, se esfumó, se movió para otra página. Estoy comenzando a sospechar que se trata de un complot. Salió la página corriendo en medio de la noche y se coló, de costado, hundiendo la barriga, entre los tomos VIII y XIX de la Enciclopedia Quillet. O se soltaron las manitas las letras de ese párrafo, decidieron romper con la tensión molecular que las mantenía acostadas en perfecta formación sobre el papel y huyeron en plena madrugada. Saltaron al vacío, hicieron rapel, algunas se inmolaron con las bocas abiertas contra el filo de las baldosas del suelo. He llegado a incluso a pensar que se achicaron y se comprimieron, se rodaron hasta el borde inferior de la hoja y se están haciendo pasar por nota al pie de página. Las muy farsantes. Ellas también fingen, eso es.
Sin embargo, como un médium que intenta cazar el espíritu de las palabras, voy a invocar de memoria al fantasma de la cita: “Hay que enfrentar con cuidado un delirio de simulación, por ejemplo el de los locos furiosos capaces de fingir docilidad o el de los idiotas capaces de simular gran inteligencia”.
Es decir, no nos puede constar la inteligencia de nadie. Jamás tendremos certeza de que alguien es inteligente o si es un imbécil dándoselas de brillante. Desde que leí la cita comencé a pensar en tres o cuatro personas que siempre me han confundido un montón. Seamos honestos, Usted también las tiene, sus tres o cuatro inteligencias bajo sospecha. Gente que tendemos a meter en el saco de los genios aunque una inexplicable intuición nos hace pensar que no, que más bien están fugados del saco de todo lo contrario.
Si fuéramos de verdad más inteligentes -en vez de empeñarnos tanto en aparentarlo- no nos dejaríamos embaucar por tanto cretino con ínfulas, con tanto idiota con delirio de simulación. Tendríamos más bien una extensa gama de guionistas de programas humorísticos, un variopinto espectro de payasos más o menos tragicómicos. Y nos quedarían uno o dos líderes políticos verdaderos, dignos de ser relevados cada cuatro o cinco años.
Joder, dónde se habrá escondido la cita farsante esa. Típico que la encuentro y ya se cambió el disfraz, seguro que ahora pretenderá fingir que decía otra cosa.
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11 comentarios:
...a veces me pregunto si hemos hecho de la inteligencia una de esas cualidades, como la belleza, que con tan sólo creer que se tiene, se tiene.
El que es inteligente, no trata de aparentarlo. Sospecha de todo aquél que parezca inteligente, porque seguramente no lo es.
Para ser inteligente, hay que tener un balance de todas las inteligencias o escoger cuál es la que te gusta.
Hay mucho bruto emocional por allí.
Como siempre, qué bien escrito!
Saludos
"Las palabras son las cosas, las cosas transformadas en sonido puro, en sus fantasmas, por eso hay que ser cuidadosos con las cosas de este mundo, las cosas son susceptibles." Últimamente la inteligencia pareciera haberse convertido en el fantasma de una alegre cortesana.
No se deje engañar con los productos Tapa Amarilla.
Mi inteligencia es muy deficiente, lo reconozco, pero...como admiro a los inteligentes. Es por eso que disfruto tanto tus trabajos.
Muy bueno chamo. Una vez más nos deleitas con tu inteligencia...
Las citas, al igual que las llaves o las medias en la lavadora, parecen estar siempre atentas al lugar más inimaginable para ocultarse del ojo humano.
En cuanto al delirio de simulación, puedo decir que la universidad me volvió toda una experta: en las clases cuya información no ha sido requerida por nadie que yo conozca, solía adoptar mi postura "alfa"... ceño fruncido, mirada fija y aparentemente profunda hacia el pizarrón, asintiendo de vez en cuando.
Reconocer quién es inteligente y quién no, no me preocupa. Es una práctica que puede resultar deprimente, sobretodo si se hurga dentro de los que tienen la autoridad y el poder de manejar nuestro país. Sin embargo, espero ser yo quien está equivocada, y algún día podré ver que no es que se hagan pasar por inteligentes, sino que soy yo quien no tiene la capacidad intelectual necesaria para entender sus acciones.
Como siempre, un placer leerte.
Z
Yo voy a buscarla, porque estuvo en estos días por aquí, y si no esa, otra parecida, es una farsante como lo que dicen sus letras un Proteo un Zelig, pero luego vuelvo y te la traigo, creo que me queda algo de un spray que les impide mutar.
Por cierto, alguna vez leiste "El diente roto"??? el pobre no simulaba, los bobos proyectaban
Vuelvo con la delincuente amordazada
¿"La ciudad ausente" de Ricardo Piglia? (creo)
...alguien por allí me dijo una vez que la inteligencia es una maldición
¿Sería que citó?
Mis queridos interlocutores: Gracias por sus comentarios y reflexiones. Debo darme con una piedra en los dientes ante la contundente evidencia de frescura y agudeza de ustedes, mis estimados lectores.
El tocayo José Ramírez ha dado con la fugitiva, ciertamente viene de La ciudad ausente de Piglia. Hasta ahora sigue allí, tranquilita en la página 15, primer párrafo. Aunque se le nota ansiosa, temblorosa, como con ganas de hacerse otra cosa para salir a complotar en contra de los "organismos de inteligencia" (qué ironía de nombre, no?).
Un abrazo.
JU
Bróder, voy a hacer alarde de mi falsa inteligencia, simulando que entiendo y sé a qué te refieres...
Un abrazo
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