jueves, 12 de julio de 2007

Sex Bomb


Definitivamente hay tres tipos de inteligencia que en orden decreciente son: la inteligencia humana, la animal y la militar. La primera si bien existe está abrumada bajo el yugo de la estupidez humana que es muchísimo más común y más gorda. La inteligencia animal está asociada con el instinto, el sentido de pertenencia y la preservación de la especie. De la militar se duda que sea inteligencia pero nunca que sea militar.

Resulta que se ha filtrado una propuesta insólita del Laboratorio Wright de las fuerzas armadas norteamericanas en Dayton, Ohio. A los tipos se les ha ocurrido una idea que ni en los textos más alucinados de Phillip K. Dick, que no se le ocurrió ni en los relatos más urticantes a James Ballard: una bomba que no mata al enemigo sino que lo convierte en gay. Sería un arma química que desataría el furor homosexual, que enloquecería las feromonas de los soldados y que les haría abandonar las armas en el acto para entregarse a eso que el protagonista de La naranja mecánica llamaba the old in out, in out.

Me imagino el instante en que al General se le ocurrió la cosa. Uno igualito de brutazo a los de acá pero en inglés y con la nuca más roja. Era domingo, llevaba bermudas y camisa hawaiana, en el jardín, cocinaba unas hamburguesas a la parrilla. La radio sobre una mesita sintonizada con música ligera. La esposa traía desde la cocina una bandeja enorme con papas, chorizos, gruesos toletes de carne y queso cheddar. La depositó a su lado y le dio un beso en la mejilla que él recibió con una sonrisa que le disimuló mal el asco. La vio alejarse con el rabillo del ojo, toda hipopótamo rosado embutida en licras rebotando con sus 130 kilos de grasa que le tapiaban las carnes macizas de cheerleader que alguna vez fue. Pensó en ese año y medio que llevaba sin tocarla. Y ni asomo de ganas. En eso sonó el Tigre de Gales en la radio, el gran Tom Jones cantando Sex Bomb. Y el General, con una naturalidad pasmosa, movió las caderas, contorneó la cintura, con gesto afectado jugó con el asador como si fuera un largo micrófono y cantó: Sexbomb Sexbomb / you´re my sexbomb / and baby you can turn me on. Cuando acabó de sonar la canción en la radio estallaron estridentes las risas de los vecinitos asomados por las rendijas de la talanquera pintada de blanco.

Pero ya el General había recibido el chispazo, la iluminación. Había que inventar una bomba sexual para convertir en maricones a los enemigos. En su cabeza una escena gloriosa se proyectó: Rambo, sin camisa, con gesto iracundo a punto de colocarse sobre la frente la cinta roja que antecedía a la batalla. Y de pronto una explosión. Inmediatamente después Rambo aparecía con la cinta roja anudada al cuello, como una bufanda que cuelga larga, convertido en Priscilla, la reina del desierto.

Para nadie es secreto que el ilustre portador de la verruga acaricia la idea de unificar a un gran ejército bolivariano junto con Cuba, Nicaragua, Bolivia (y otros panitas más de similar calaña, los que se animen a lanzarse por ese barranco) contra eso que llaman -con espuma en la boca-: El Imperio. Y para nadie es secreto tampoco que este régimen, más que rojo rojito, llega a tornarse rosa rosita o lila lilita. Lo cual no tiene nada de malo, lo malo es no asumirlo abiertamente y con los cojones bien puestos que ello amerita.

En el nefasto y recontratriste escenario que se les ocurra a los brutos armados de allá y de acá entrar en un conflicto, se me ocurre que la escena sería más o menos así.

-Chamo, MacWilson, esos gringos son todos bulda de mamaguevos y de maricones, no te dé caga. Todos los imperialistas son algolla, papá, que te lo digo yo, que se lo escuché a Chávez en un Aló presidente- comenta el cabo primero González.

-Belcia, el mío, tienes razón, Maikel Yoldan, nos los vamos a mial, esto es pan comío, esta guerra contra esos maricos. Viva mi comandante ¡Patlia, socialismo o muelte! –responde el cabo Chacón.

En eso les sobrevuela las cabezas un avión espía de la USAir Force, de esos que parece una mantarraya pero aérea. Está provisto de bocinas de largo alcance y suena durísimo el remix de “I Will Survive” cantado por Gloria Gaynor. Sueltan las bombas gay que estallan cerquita de González y Chacón.

-Mira, MacWilson, sabes que te estoy viendo como güenmozo de un tiempo pa acá. Chamo, yo te echaría uno.

-Bueno, convive, tú también estás chévere, eso es bajándose las pantaleticas y dándose.

Pues sí, más o menos ése sería el cuadro. Pero surge una pregunta lógica dado el contexto contemporáneo: pana, qué pasará con los que ya eran gays ¿Se harán el doble de homosexuales? ¿El empujón hormonal será tan fuerte que se convertirán en lesbianas? ¿O se volverán heterosexuales recalcitrantes? ¿Se les desatará una mutación insospechada hasta acabar en neonazis cabeza rapadas zoofílicos?

Estoy seguro de que el General de mierda, mientras se entregaba a su Sex Bomb junto a la barbacoa, no pensó en ese detallazo. Entre otros.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja. Brutal como siempre!!

Carlota dijo...

Jajajajajaja.... buenísmo... una historia más que me saca lágrimas de la risa... no puedo contigo!!
Mil besos, estoy pendiente de tí... Feliz Fin...

Ophir Alviárez dijo...

Muchacho!! De dónde sacas tremenda genialidad?? Realmente me hiciste reír sabroso. La descripción de la parrillita gringa no pudo ser mejor, eso y el gesto del general al besar a la ex cheerleader parece de fotografía. Ni hablar de los diálogos, yo ni practicando.

Abrazo,

OA

pD.. Sabías que lo del beso es recíproco??
;)

OA

Lena yau dijo...

jajajajajajajajaja!

Qué bueno, José!

jajajaja!

Anónimo dijo...

Creativo ,me hiciste reir a carcajada como no lo hacia hace bastante tiempo. Gracias y como siempre estaré pendiente del próximo. Espero hayas pasado un feliz cumpleaños ayer 12. Un abrazo y un beso grande para lo que representa muchísimo en mi vida y esta ya va largaaaa. Gracias a Dios, para seguir disfrutando de tantas cosas bellas y de tu creatividad por supuesto.Un anónimo que te quiere mucho.

Arcangel Vulcano dijo...

José, y de pasó Las Cortes Internacionales de justicia, a la hora de sentenciar a los culpables por crímenes de lesa humanidad no discriminan por preferencias ni tendencias sexuales.

La corte Suprema de justicia Argentina recientemente decidió anular los indultos a varios exmilitares encausados por la "presunta" violación de derechos humanos.

¿130 Kilos? ¡qué! muchacho eso si está goldo...

Un gran saludo.

Anónimo dijo...

Chamo, me van a botar del trabajo por divertirme tanto en horas de trabajar!!!!!! aqui se viene a sufrir no cagarse de la risa.... Buenísimo, lloro de la risa coño..... Abrazo.

IERL

Nany dijo...

Primera vez que paso por aca y ha sido una sorpresota, de pana que si... que relato tan bueno lastima que ahora cuando escuche a tom jones piense en el general... jajajajaja.
A este sitio debo darle la vuelta entera.
A1
Saludos!

Brisa dijo...

Jajajajaja estoy de pie aplaudiendo tu genialidad, no tiene comparación.
Al menos se nos distrajo por un momento del pensamiento el hecho de que la inteligencia militar es la que nos está gobernando...
Besos

Maria D. Torres dijo...

jajajajajaja, te botaste OTRA vez José-
Qué imaginación tienes. Doblemente gays, lesbianas... o quizás se conviertan todos en mariposas multicolores. Al menos terminaría la guerra con un espectáculo de arcoiris.

José M. Ramírez dijo...

José, la cosa es en serio, el proyecto existe como "arma no convencional". Lo que no parece exacto es que sea "gay bomb", ya que lo que contiene es una concentración brutal de feromonas, por lo que esos soldados irían a por lo que se les pase por delante: compañeros, compañeras, camellos, etc.

Es muy bueno tu enfoque, pero si uno reflexiona en serio, yo que estuve algunos años de mi vida en proyectos relacionados con la US Army, es impresionante que tengan gente pensando y desarrollando esos proyectos. Millones de neuronas y de US$ puestos en función de, básicamente, joder al prójimo. Una de las cosas que más me molestaba en los tiempos en los que trabajaba en Inteligencia Artificial, es ver como científicos se metían en cualquier proyecto, con éticas tremendamente flexibles, con tal de llevar adelante su "idea". Esto fue el tormento de los últimos días de Einstein.

Me puse demasiado serio en este post. En fin, un abrazo.