jueves, 11 de marzo de 2010

The XX, mejor un color que dos


Me gustan los XX. Me gusta el aire aniñado de su cantante con sobrepeso, dan ganas de amasarla y de cubrirle la carita a beso limpio. Me gusta esa simpleza, ese sano principio de que mejor un color que dos, que mejor una sola nota o una sola cuerda antes que ponerse a hacer malabares cromáticos y acústicos.

Una vez, almorzando con mi querida amiga Adriana Bertorelli en el Mesón de Chacao -ella devorando un pescado con suficiente carne blanca como para dudar si era un pollo y yo hincándole el diente a una pata de cordero más grande que mi cabeza- me comentó: Hay escritores que dan ganas de leer y hay otros que dan ganas de escribir. Y la frase (seguro que ella no se acuerda ni se entera) me hizo mella. Porque uno aprende de la gente incluso cuando uno piensa que no, y más aún cuando la gente te ha comentado algo sin ninguna intención de enseñarte absolutamente nada.

Yo pienso en las instrucciones para bajar una escalera o las instrucciones para llorar de Cortázar. Pienso en los cuentos hiperbreves de Augusto Monterroso o de Ana María Shúa; pienso en esas novelas hechas como quien no quiere la cosa por Bioy Casares o de Héctor Abad Faciolince. También se me vienen a la mente las películas de ese mago armenio llamado Peleshian o del mago estadounidense Stan Brakhage. Me pasa igualito con mis queridos amigos y compañeros de resistencia de Los hermanos Chang. Y uno se enfrenta a eso y, con toda ingenuidad y desparpajo, piensa: yo podría escribir algo así, lo que me falta es sentarme con suficiente tiempo y tranquilidad como para hacerlo. Pero seguro me sale.

Pero resulta que no. Que esa sencillez y esa llanura son la cosa más compleja del mundo. Que hacer arte minimalista es más complicado que hacer una catedral barroca. Y que esas cosas con pinta sencillísima sirven, precisamente, para que a uno le den ganas de intentarlo, una y otra vez, y se dé cuenta de que todavía no, que no estás listo, no te sale, que quizás mañana o pasado.

Si yo hubiera sido músico (vaya, he dicho ya la típica frase del músico frustrado) hubiera hecho música como los XX. Me hubiera desentendido del resto de las cuerdas de la guitarra para sacarle ese sonido a una sola de ellas. De haber sido músico hubiera tocado con pausa cada acorde para que lentamente me diera tiempo de llegarle al siguiente (es que además de no tener oído salí torpe). Me hubiera refugiado en la comodidad de unos pocos centímetros y un par de notas.

Que alguien piense que las cosas que haces no son tanto para leer, ver, escuchar o admirar, como para dar ganas de hacerlo uno mismo es, sencillamente, una belleza. Como la música de los XX.




The XX, en el show de ese benefactor de la humanidad llamado Jools Holland

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Menos mal que no fuiste músico, porque no estuviera leyendo y oyendo : "The XX,mejor un color que dos"y tantas cosa bellas que me llegan a través de Rostros de Viento.

Anónimo dijo...

Sin duda tu cosa es la palabra, así que casi que mejor que no decidieras ser músico.

mucho más fácil disfrutarte.

Anónimo dijo...

Me encantan los XX y me encanta tu post.
Toda una suerte haberte encontrado porque también me encanta todo lo demás.
Lucía.

Jose Urriola dijo...

Anónimo 1: Lo bueno es que, además de ser buenos interlocutores con las palabras, lo somos también con la música desde que tengo uso de razón.

Anónimo 2: Gracias, aunque estoy seguro de que tú debes ser más fácil de disfrutar que yo.

Lucía: Suerte la mía... de que hayas llegado aquí y hayas disfrutado el post, a los XX y todo lo demás. Una grata sorpresa leer tu comentario. Gracias

María Antonieta Arnal Parada dijo...

Por eso hay que tener cuidado al criticar a un artista. Hay que conocer su proceso. Para poder hacer cosas sencillas hay que trabajar mucho. Lo importante es que tu obra le llegué a la gente. Es un estímulo para seguir trabajando.

El Público dijo...

La primera vez que leí a Rulfo me sonó hasta el acento mejicano y pensé que era lo más encillo del mundo, escribir como uno habla. Pero no.
Después pensé en el Bolero de Ravel y me di cuenta que esas trompetas y esa percusión, que parecen muy sencillas, son complicadísimas de tocar.
Finalmente, y en un ejercicio de conciente envidia, traté de imitar tu estilo sencillo y directo, que es por lo general el que utilizas acá y lo único que logré fue volverte a leer y un par de dolores de cabeza, jajajajajajajaja.
Así se paga la envidia.
Y en respuesta a tu post cito a un profesor de física de la Universidad que nos dijo al final de una clase: "La cosas más simples son las más difíciles de crear, entender y explicar. Pueden irse."

Jose Urriola dijo...

Toña: Pienso que crecer tiene mucho que ver con eso de respetar los procesos de cada quien e intentar trabajar mucho en vez de criticar fácil.

Público: No hay nada qué agregar, simplemente las gracias por el regalo: "La cosas más simples son las más difíciles de crear, entender y explicar. Pueden irse."

RICHARD dijo...

José, has pillado a los también ingleses The Big Pink?. Su canción DOMINOS es brutal.

Saludos.

Jose Urriola dijo...

Richard,
Una vez más, gracias por la visita y por la alianza musical. No he escuchado la banda que recomiendas, pero me la busco de inmediato porque de tus sugerencias no he salido decepcionado jamás.
Un fuerte abrazo,
JU

RICHARD dijo...

Y relacionando tu reciente post cinéfilo con lo musical, hoy descubrí que el actor Ryan Gosling (Lars and The Real Girl, Half Nelson), tiene una banda llamada Dead Man's Bones. El único disco que ha sacado me parece extraordinario. Indie pop lúgubre bastante interesante. Viniendo del club de mickey mouse, esperaba otro tipo de música, jajajajaja.

http://www.myspace.com/deadmansbones

Hasta luego bro.