lunes, 14 de mayo de 2012

Disertación sobre el Spam



Tengo una vieja entrada en este blog titulada “Espacio en blanco” que no es de mis favoritas –ni de las de nadie– pero allí está, allí sigue y allí se queda. Y, además, cumple con una extrañísima función, es una especie de entrada-corroncho, como esos espantosos bagres oscuros en miniatura que todos los que hemos tenido alguna vez una pecera hemos echado a nadar allí entre los otros (más coloridos, más hábiles, más luminosos y, en fin, más dignos de atención). Pero es que el corroncho nos limpia la pecera, está allí aplastado contra el cristal con la bocota abierta en una “O” mayúscula y membranosa chupándose el moho, aspirando residuos y absorbiéndose toda una gama de cochinaditas variopintas que los otros peces se empeñan en fabricar. “Espacio en blanco”, mi post-corroncho, es el depositario favorito de casi todos los comentarios Spam que llegan a este blog.

Hace un par de días recibí (y allí se quedará por siempre esperando en la carpeta de moderación de comentarios) la siguiente perla infesta que transcribo tal cual como llegó a mi correo: “La posición tradicional misionero en su habitación con su novia está bien, pero aburrida así? Estos chicos tienen algo mejor que hacer! Ellos caminan por las calles y están dispuestos a ofrecer algo muy desagradable? mierda (¡!) , cuando sus pollas duras palpitantes están profundamente traga y se envasa en castores hinchados gal está lleno de jugo dulce! Y sucede justo en el coche o, simplemente, en el cercano escapada!”

Por cierto que mi parte favorita es la de los castores.

He recibido, por supuesto y como todos, mucho Spam más. Gigabytes y terabytes de basura cibernética que me ofrecen nuevas experiencias organizacionales, antropológicas, laborales, sexuales. Asuntos que –eso prometen–  me dispararían directo al éxito en el mundo los negocios con apenas darle clic a una dirección web escrita en alfabeto cirílico.  O aseguran que me harían más grande, más largo, más poderoso, más duradero y todas esas cosas que contentarían un montón a su pareja.

Me pregunto, de verdad me lo pregunto –he pasado muchos más minutos de los que cualquier individuo provisto de sanidad mental debería pasarse en estos menesteres–, cómo carajos se produce tanto Spam. De dónde y cómo se fabrica tantísima chatarra virtual. ¿Habrá gente a la que contratan para eso? “Se solicitan redactores creativos para elaborar Spam y distribuirlo por todos los medios electrónicos posibles. Posibilidades de ascenso y bonificaciones garantizadas según desempeño”. Porque allí estaríamos hablando de un equipo de creativos haciendo una lluvia de ideas monumental de la que me gustaría participar (y si se puede sacar billete de eso, pues tanto mejor) ¿Será acaso una máquina inventora de historias como aquella confinada al sótano de un museo en La ciudad ausente de Piglia? ¿O estaremos acaso ante el cadáver exquisito más grande y delirante jamás? A cada quien se le  roba una frase de aquí, se secuestra otra palabra de allá, todos los retazos son puestos en una máquina que los recombina y de allí, de ese mar de tornillos oxidados, morcillas, chispitas de chocolate, volutas de madera y desechos tóxicos de Viagra la computadora se las arregla para arrojar un correo chatarra.

Hace unos años una amiga me llevó prácticamente a rastras a una declamación de un poeta sueco (cuyo nombre, así como sus “versos”, me resultan hoy –como diría El Quijote– de imposible recordación) especializado en esa curiosa rama denominada poesía fonética. El tipo estaba de pie junto a un teclado Korg al cual le presionaba una única tecla, un zumbido grave que inundaba la sala, lo dejaba a manera de música de fondo y sobre aquella masa sonora monotonal sobreponía su voz filtrada por un micrófono y entonces emitía una serie de ruidos, chasquidos y explosiones con la cavidad bucal. SCHHHHHHHHLACKKKK, PLUSHHHHKKKKKKK, MERKKKKKKK, SCHLUTTTZZZZ, KRACKKKK, DZIUTTTGH, GROLSHHHHTZZZK. Dado mi desconocimiento supino sobre las lenguas de hielo no sabría decirles si ese señor estaba enumerando palabras en sueco o simplemente estaba jugando con su descollante capacidad de vocalización. Lo que sí les puedo jurar es que el viejito sueco es el pana que mejor pronuncia las kas, las ches, las tes (sobre todo si son seguidas por des y por varias zetas) en este planeta.

Y recordar a ese caballero sueco con su poesía fonética mientras lo vinculo con los castores hinchados, envasados y tragados de jugo dulce del comentario Spam me hace pensar que necesariamente en este mundo tiene que haber alguien en este preciso momento escribiendo cuentos y/o poemas con toda esa chatarra virtual que recibimos y borramos día a día, esa misma que supuestamente no sirve para nada pero que por algo se hace y para algo –que no sé qué es pero me intriga un montón– tiene que existir.

6 comentarios:

adriana bertorelli p. dijo...

mi parte favorita también es la de los castores. no pude evitar imaginármelos, tan diligentes y eficacez, apilando en un río y haciendo barricada con millones de empaquitos contentivos de inmensas pollas palpitantes y rellenas de jugo dulce.

taty dijo...

"el cadáver exquisito mas grande y delirante jamás" -positivismo puro. saludos.

Anónimo dijo...

Nunca abro esos correos Spam, les tengo temor por lo de los virus cibernéticos, pero lo que si no es Spam con seguridad es ese libro con tan bonito nombre" Chupetes de luna", de José Urriola y Javier Velasco, me encantaria comprar uno , pero dicen que la venta es en España y su pago en euros,algo como imposible para un venezolano, Felicitaciones y éxito, C. Casano.

Diana dijo...

Excelente. Una vez leí que las fuentes de salida de muchos de esos spam provenían de empresas cuya facturación (porque al final, de eso se trata, de que compremos lo que ofrecen) se hacía desde paraísos fiscales. Como le escuché decir hace poco al dueño de un canal de teletienda: no nos importa cuánta gente nos ve, sino cuánta nos compra. Chatarra por todos lados. Un abrazo.

Deyanira Díaz dijo...

Interesante hipótesis la que haces al final de tu historia. Definitivamente debe haber alguien reciclando la basura, digo, "la chatarra", nos encontramos en la era del reciclaje.

Jose Urriola dijo...

Adriana, la imagen de los castores es prodigiosa, los redactores de ese spam no tienen ni idea de lo contento que estarían Artaud y Breton de ellos.

Taty: es que hay que ser "positivistas" porque, de verdad, no puede ser que tantísima chatarra virtual no sirva para absolutamente nada. Tiene que tratarse de una invitación para que hagamos arte de la basura (o eso prefiero pensar)

Anónimo: Gracias por tu comentario, estamos buscando la manera de hacer llegar Chupetes de Luna a Venezuela para que los venezolanos no tengan que pasar por el tormento de las divisas de CADIVI para hacerse con un ejemplar. Estamos en ello!

Diana: Gracias por la explicación. Sin duda tiene que haber un beneficio económico o mercadotécnico en esta superproducción de basura virtual. Tiene que ser un negocio. Un negocio que se deriva de esos escenarios cyberpunk que perfilaba William Gibson en sus obras.

Deyanira: Sí, el arte de la basura existe ya desde hace rato en las propuestas plásticas, por lo tanto debe existir (o comenzando a existir) en la narrativa, la lírica y la música. Insisto: tiene que servir para algo, así como los excrementos sirven de abono o de fuente energética, pues esto también debería hacer lo propio en otros escenarios.

Gracias a todos por leer y comentar. Les va un abrazo,
JU