miércoles, 20 de mayo de 2009

Permiso, me voy a Islandia


Seguro que en Islandia se habla mucho menos. Que la verborrea es sinónimo del mal gusto, de mala educación y de abuso al prójimo. Que cuando los niños crecen les enseñan a leer en silencio, a decir lo estrictamente necesario en esa lengua de elfos y escarcha, pero sobre todo aprenden a sacarle música a cosas que construyen con sus propias manos. Seguro que si algo se puede expresar con música lo prefieren para así no arruinarlo con palabras.

Seguro que durante el otoño y el invierno hace tanto pero tanto frío que la familia en pleno se encierra en casa durante meses. Papá come dados de pescado cocido con sal, bebe copas cortas -y de un solo sorbo- de un aguardiente que sabe a llantos de foca y tamborilea sobre el apoyabrazos del sofá el ritmo de una canción que le enseñaron sus abuelos. Mamá, por allí cerca, se balancea sobre la mecedora que cruje, teje suéteres de rombitos coloridos y murmura canciones de una tristeza insondable. Los niños en el garaje juegan con las herramientas prohibidas, mueven con sigilo los trastes, juntan tornillos oxidados, trozos de hojalata, dos baterías con media carga, algunos cables y cantidad de pedazos entrañables que ya no se sabe de qué son ni cómo llegaron allí. Están armando un robot. El perro los mira jugar, se roza intranquilo contra todo, frota a su paso paredes, ropas y suelos con la cola, se asoma a dos patas por la ventana y le aúlla a la luna que siempre está.

Y cuando llega por fin la primavera y se digna a asomarse el sol luego de tantos meses, la familia se pone los suéteres tejidos y sale a pasear, se buscan un trozo de césped -preferiblemente uno entre los géiseres con vista a las lomas nevadas o a los fiordos- y se lanzan allí a tocar. Tocan exactamente eso que sin darse cuenta han estado componiendo entre todos durante el frío. Una suma armoniosa del tamborileo sobre el apoyabrazos, la mecedora que cruje, los murmullos de la madre, el juego de los niños, el robot hecho de trastes, la cola del perro y la noche con luna. El robot es buen músico, y del perro ni se diga.

Me temo que yo, al igual que el poeta Montejo, nunca iré a Islandia. Creo, incluso, que prefiero no llegar a ir. Seguro que no es para nada lo que aquí imagino. Pero no me hace falta conocer Islandia, ya he estado allí mil veces y vuelvo con frecuencia. Me basta con anclarme bien los audífonos, subir el volumen y arrancar a caminar.

Con permiso, señores, no me gusta esta realidad, cualquier cosa estaré en Islandia.



Sin Fang Bous, otro mago islandés.

12 comentarios:

Clavel Rangel dijo...

¿Se puede cerrar los ojos también?

Unknown dijo...

Caballero, si me lo permite Ud

*abrazo*

...y seguimos adelante

Anónimo dijo...

¡Que bello escribes! Te acompañe, también en ese viaje a Islandia, no en vano era la escapada de Eugenio Montejo y ahora de Urriola, y desde ya ;de todos lo que te admiramos.

Anónimo dijo...

¿Puedo ir contigo?

Gustavo Valle dijo...

Bueno, abríguese, viejo. Y no se le ocurra meter su plata en un banco islandés.

Clara Machado dijo...

Vale la pena irse a cualquier lugar donde la gente prefiera decir las cosas con música.
Qué bello. Me encantó!

Ana dijo...

¡Yo también quiero irme a Islandia! :)

El Richard dijo...

Basta poner Sigur Ros en el ipod y listo.

Ophir Alviárez dijo...

Yo también he ido a Islandia, he regresado a Venezuela de refilón y me he perdido en la música no sin antes asegurarme el cordón de plata, no vaya a ser que...

Provoca la huída, es general.

OA

Yo dijo...

Que bello tu post, lo conseguí por coincidencia!. También he ido a Islandia varias veces! y debo decir que la música oculta el frio! y el silencio guarda las palabras!, y que idioma tan jodido!

Desde Venezuela!
María C

tatyana dijo...

hola..amigo tambien quiero irme a islandia, ya que me parece maravilloso,por lo que cuentan,,,por hoy trabajo en santiago de chile,quisiera su orientaciòn,,,,soy una trabajadora peruana,,que está con el sueldo minímo ¿cuánto tengo que tener ahorrado para tener el privilegio de conocer islandia? tengo 43 años creé que alos 44 años lo pueda conocer,,,,,,,gracias por permitirme estás líneas.
permitame un abrazo, y bendiciones para su persona,
se despide,,,tatyana

Melan dijo...

Bellísimo lo que escribiste, hoy soñé con islandeses y hace horas que estoy conociendo Islandia de la única manera que podré en la vida, a través de internet. Por eso te encontré y si me lo permitís me llevo tu texto para publicar en mi blog, por supuesto con la debida mención de la fuente. Un abrazo sudamericano. Soy argentina. Melan.