martes, 13 de agosto de 2013

En el pasado el futuro prometía muchísimo.


Hubo tiempos en los que se soñó al futuro con optimismo. Luego con angustia. Y finalmente con desencanto.


El futuro, como anunció William Gibson, quizá ya llegó hace rato, lo que pasa es que está desigualmente repartido.


El futuro que nos llegó no se parece al que estábamos esperando. Todo parece indicar que nos llegó a cambio un pariente cercano pero cargado de taras y frivolidades.


En algunos lugares el futuro llegó pero directamente en forma de distopía. Y sin pasar antes por apogeo alguno. Corea del Norte es un buen ejemplo.  Y lo peor es que sirve de modelo para un sinfín de desalmados y descerebrados.


Un maestro me comentó alguna vez que se esperaba para inicios del siglo XXI -como siempre ocurre en los cambios de siglo- un verdadero sacudón de paradigmas. Los equivalentes al dadaísmo, al futurismo, al surrealismo, al desarrollo del cómic y el cine. Verdaderos golpes a la mesa útiles para replantearnos todo y concebir otros mañanas; pero eso no ocurrió (la poesía después de Auschwitz que tanto preocupó a Adorno se quedó varada una vez más).


El maestro le adjudicaba ese inicio de siglo chucuto y signado por la mezquindad al atentado contra las Torres Gemelas. La humanidad sintió miedo, se refugió en su brutalidad, decidió encerrarse en la parálisis que provoca el horror. Ya más tarde vendrán tiempos para repensarse la cultura; pero ahora mismo sería imposible, son demasiado grandes el trauma, el pánico y la desilusión.


Y mientras tanto, en la Tierra, seguiremos siendo los mismos bárbaros de siempre pero con nuevas tecnologías. Hemos cambiado los mazos y las espadas por tanques de guerra y aviones de caza Sukhoi. Ah, y a las palomas mensajeras por Smartphones.


Quizá estamos partiendo de una premisa equivocada: “estamos esperando al futuro”, cuando es el futuro el que espera por nosotros y desde hace rato.
  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hiciste recordar con este blog, la expresión de tu viejo" nada cambiará mientras cada uno de nosotros no cambie por dentro"

María Antonieta Arnal Parada dijo...

Me encanta que uses bastantes imágenes y textos cortos como aquí.