miércoles, 8 de enero de 2014

Rojo sobre negro.


A veces el horror es tan grande, tan profundo, tan descomunal que no hay palabras. Se impone el silencio o la indignación. Porque articular una expresión que verbalice ese abismo hondo que sentimos no es posible, no aplica, es una inutilidad o un desatino.

Creo que eso fue lo que nos pasó ayer muchos venezolanos dentro y fuera de las fronteras. Nos quedamos en shock. Mudos. Indignados. Presos de pánico, dolor y frustración. Tan descolocados que no había (no hay) palabras para expresarlo. El asesinato de la actriz, modelo y ex Miss Venezuela, Mónica Spear, junto con su marido y en presencia de su pequeña hija de 5 años -quien resultara herida en una pierna cuando unos maleantes abalearon  el auto donde se habían quedados accidentados- fue como una bomba de realidad, asco y miedo que nos estalló en la cara. No significa que esta muerte pese más que las otras 25 mil que anualmente cobra el hampa en Venezuela, no se trata de que importe más porque se trate esta vez  de una figura pública querida dentro y fuera del país, sino que encaramos una muerte especialmente significativa, un símbolo más del horror impronunciable al que estamos sometidos nosotros y los nuestros en una sociedad descompuesta. Ayer el horror que todos conocemos quedó desvelado y se proyectó con toda su pestilencia al mundo entero. Un crimen más pero con resonancia internacional que evidencia el espanto en el que nos hemos convertido. Que pone el dedo en la llaga por tanta crueldad, por tanta impunidad, que señala una vez más con ahínco lo que ya sabemos: que en Venezuela una vida vale menos que un celular, un par de zapatos, un carro o cualquier bien material. Y que el hampa común no es otra cosa que una política de estado, que a los encargados de la seguridad nacional no les interesa solucionar el problema de la delincuencia, muy al contrario, la necesitan, se trata de un negocio: ya sea por razones ideológicas o económicas conviene tener al país decente aterrorizado mientras hay más de 15 millones de armas circulando entre el malandraje y donde nunca escasean las municiones para cargarlas y dispararlas. ¿De dónde viene tanto odio, tanto ensañamiento y tantas balas? No apuntemos las acusaciones hacia las víctimas, no caigamos en el lugar común de que fue porque se resistieron al asalto, porque no tenían guardaespaldas o porque estaban a la hora equivocada en el lugar equivocado; por supuesto que la culpa es de los delincuentes y de quienes tienen la responsabilidad de ponerles coto, apresarlos, hacer que se cumplan las leyes e imponer la justicia. Sí, es inevitable, además de lógico, considerar la inseguridad un asunto político. Y quien se niegue a considerarlo un asunto vinculado con la política es porque está de acuerdo con la situación. La ampara. La favorece. Se convierte en cómplice.

Para la inmensa mayoría de los venezolanos que vivimos fuera del país, la tragedia de Mónica Spear y su familia pone de manifiesto un temor silencioso que llevamos atrapado entre el pecho y la garganta todos los días: mañana nos tocará recibir la llamada fatídica que nos avisa que esta ruleta rusa finalmente le tocó a nosotros y los nuestros. Que la estadística está cada vez más cerca. Por ley de probabilidades falta cada vez menos para que nos toque directamente a nuestras puertas. El gentilicio a veces se convierte en una cruz que llevamos a cuestas, estemos donde estemos.

Algunos amigos me han reclamado que esté tan pendiente de Venezuela; palabras más, palabras menos, que “ya tú te salvaste, tú no estás acá, ya no vives el horror del día a día como nosotros, por lo tanto has perdido las razones para padecerlo”. El asunto, ojalá logren entenderlo, es que los que nos fuimos dejamos la mitad del alma en ese país. Ese es el país en el que crecimos y nos formamos, allí están nuestros padres, nuestros hermanos, sobrinos, familiares directos e indirectos, los amigos de toda la vida (esa familia que se escoge a lo largo de la existencia). Cada vez que leemos noticias de Venezuela se nos anuda el alma. Cada vez que hablamos con nuestra gente nos gana la náusea. Cada vez que vamos al mercado y lanzamos al carrito de la compra el papel higiénico, las medicinas, la harina pan, la leche, el pollo y los huevos, nos acordamos de que los nuestros no tienen o no pueden. Y les juro que dan unas ganas prodigiosas de teletransportarse a casa, abrazado ridículamente de esos rollos de papel tualé, para llevarle una porción de dignidad a nuestra gente.

Nostalgia es una palabra que etimológicamente proviene de nostos (regreso) y algos (dolor). Es el dolor causado por el pasado que vuelve, la añoranza por el hogar dejado atrás. Ya lo decía el poeta Ralph Waldo Emerson: Cada palabra alguna vez fue un poema. Yo no soy poeta, no tengo ese vuelo lírico en el verbo, no soy un mago de palabras, pero estoy convencido de que esa definición de nostalgia a los venezolanos se nos queda corta hoy día. No sólo es un dolor del pasado que vuelve, sino que también es el dolor que emana de la angustia del presente abominable y el dolor que se desprende del vértigo por el futuro que nos ha sido secuestrado (o, más bien, por la ausencia de futuro). Debería acuñarse un término que sumara esos tres dolores, que lograra encapsular en letras ese sentimiento de nostalgia repotenciada y atroz.

Hay una película monumental de Claude Lanzmann, Shoah (1985), una obra enorme no sólo por las nueve horas y media que dura sino, sobre todo, por su contenido. Es el cuento mil veces contado del holocausto judío pero contado con maestría por Lanzmann como si fuera la primera vez. Utiliza en esos 566 minutos apenas un plano de material de archivo, de resto son puras entrevistas con ancianos que sobrevivieron a los campos de concentración y también con nazis que estuvieron presentes en los campos de exterminio. Hay una secuencia en Shoah que no deja de rondarme, que me visita una y otra vez, es la de un viejo judío que da su entrevista al cineasta mientras le cortan el pelo en una barbería de Israel. Lo que vemos del anciano es su rostro reflejado en el espejo mientras el barbero le echa tijera. Lanzmann le pide que recuerde ese instante en el que, siendo un niño, los militares nazis lo apartan de su madre y de su hermana, es la última imagen que tendrá de ellas en la vida. El viejo se queda con la mirada clavada en el reflejo. Hace el intento de responder. Traga saliva. Se le frunce el entrecejo. Balbucea algo inentendible. Se pasa la lengua por los labios. Cierra los ojos. Toma impulso. Se frena. No sé cuántos minutos dura ese plano, son muchos, y se sienten como horas. Es evidente que dentro de la cabeza de ese pobre hombre hay un universo de dolor, con sus millones de muertos, con las innumerables violaciones, con los millares de abusos, con todas las humillaciones, con todas las cámaras de gas, todos los gritos, lágrimas y estallidos de la Segunda Guerra Mundial. Y al final, luego de esa pausa frente al espejo del barbero, el tipo sólo es capaz de responder un “No sé…”

Cada mañana, después de una caminata larga que me doy por los alrededores de casa, acabo metido en una iglesia de los Agustinos que queda a pocas cuadras. Allí hay un altar dedicado a la Virgen de Guadalupe. Me siento frente a ella y le hablo mentalmente como quien se dirige a una madre o una abuela. Leo siempre la oración que tiene a un costado, allí hay una frase que dice “Protege y bendice a tu nación mexicana”. Y yo siempre le agrego “Y a Venezuela, Lupita, ¡Coño, no te olvides de Venezuela!”. Sí, así con el “coño”. Ella sabrá entender.

30 comentarios:

kris dijo...

"...Ojalá Lupita entienda que YA NO queda más tiempo, porque en Venezuela estamos perdiendo la ESPERANZA...se nos va en cada vida arrebatada"// mcferrin:97:14:soonerthanlater

Anónimo dijo...

Terminé llorando con esta nostalgia tuya, sumada a la que padecemos acá, más el miedo aterrador a perderlo todo,no sólo la falta de alimentos , es la propia vida y la de familiares.Es la pérdida de paz y confianza. Nos encomendamos a la Virgen, sacamos de la cartera todo lo de valor, tratando de proteger lo indispensable,y con la interrogante permanente¿cuándo me tocará a mi ?

Anónimo dijo...

Puedo asegurar que el cuarto párrafo describe los sentimientos de una exiliada.... es así como nos sentimos y rezamos mucho por todo lo que pasa en Venezuela...el corazón partido y el alma también...

Anónimo dijo...

Hermoso texto. Gracias por compartir.

ANIBAL URRIOLA dijo...

Me he preguntado mucho que hacer para contribuir al rescate de nuestro país y veo que tú primo ya sabes como hacerlo. Sigue rezando y sigue escribiendo.

KORE dijo...

Son las 9:04 pm y en la soledad de mi estudio he leído tu artículo mientras las lágrimas corren por mi cara sin que pueda contenerlas.. Mis hijas hoy no logran dormirse, desde las ocho han dado vueltas y excusas para no dormirse, hasta que la más pequeña confiesa que tiene miedo ... su hermana le ofreció dormir con ella. Eso me dio el chance para respirar profundo abrazarlas y decirles con aplomo actoral que no se preocupen que todo va a estar bien... espero que así sea y que Dios nos proteja.

Adolfo Vivas dijo...

Saludos primo, no dejes de escrkibir, lo haces excelente. Recibe mi fuerte abrazo. Feliz Año

Unknown dijo...

Yo me cuento entre las que dejaron lágrimas leyendo y sintiendo ese dolor por lo que pasa en nuestro país. Siento además miedo porque aunque me encuentro fuera, voy a regresar y no veo la manera de limpiar mi conciencia y calmar mi miedo por cualquier cosa que pueda salir mal por haber decidido volver, tengo 2 hijas, son mi vida, mi responsabilidad... Pero ese es mi país, como yo también escribí una vez a razón de la muerte de un amigo, es en mi casa donde quiero despertarme cada día...y es allí donde quiero criarlas a ellas, tenerlas cerca, seguir compartiendo con ellas cuando hagan su propia familia! Porqué tengo yo que mudarme para garantizar una vida mejor si la que vivo en mi patria es la que me gusta?
Hasta cuándo va a seguir pensando la mitad de nuestro país que estamos mejor que antes? Digan lo que sea de cualquier tema, pero no tenemos garantía del derecho a la vida, solo eso, exclusivamente por eso ... el cambio es obligatorio!!! Ya no hay más tiempo, perdieron, se les acabaron las vidas, le toca a otro jugador y PUNTO!!! No se puede ser tan tolerante, no se puede cerrar los ojos a la realidad, lo han hecho muy mal, han sembrado el odio y la impunidad sobre el dolor de muchos. Qué tristeza y qué indignación... Dios nos ayude y les de fortaleza a esas 2 familias hoy heridas en el alma por la ausencia de sus seres queridos y el dolor de una niña inocente marcada de por vida por el duelo y la pérdida...

Ceci dijo...

Este terror compartido no se divide en dos, se multiplica por cientos de miles que estamos afuera, con manos temblorosas cada vez que fuera de hora usual, vemos en el telefono ese 58-212-xxx-xx-xx y lo contestamos con temor mal disimulado... :'(

SoSusie dijo...

Hermosa reflexion, gracias por esas palabras que tan acertadamente sumarizan el dolor que sentimos todos los venezolanos.

Anónimo dijo...

Yo tambien le digo: Coño, protege a Venezuela y líbrala del mal...

Zulma dijo...

No pude leerlo sin dejar de llorar. Lindas y sentidas palabras que aunque estés lejos en este momento, reflejan exactamente lo que estamos sintiendo. Hasta tengo sueños de que asaltan a mi familia, ya ni soñar puedo hacer tranquila. Muchas veces le pregunto a Dios por qué? por qué no podemos salir de esto? y ahora eso es lo que más me preocupa. No hay peor sentimiento que la desesperanza. Vivir así es muy triste. Gracias por tu blog, que a veces nos poner a reír pero a veces nos pone a llorar.

Unknown dijo...

Tranquilo, que Nuestra Señora de Guadalupe es la patrona de toda América :)

Pili Plata dijo...

Gracias por tu escrito, vivo en el extranjero desde hace 5 años por ese temor y miedo que viven todos los días nuestros compatriotas y por que un día entendí que faltaba muchooooo tiempo para que el PUEBLO VENEZOLANO se diera cuenta que nos quitaron un país maravilloso y lo dejaron en manos de unos delincuentes cubanos......Este es un proceso largo, pero se que el tiempo de Dios es perfecto y todo llega cuando tiene que suceder, espero que ese tiempo sea muy pronto y pueda regresar a mi PAÍS!!!! Que amo, añoro y la nostalgia que siento todos los días se acabe finalmente y mis hijas y nietos puedan disfrutar en LIbertad y Paz!

Miriam Castillo P. dijo...

JOSE: Gracias por escribir de una manera tan perfectamente hermosa de algo tan perfectamente triste, y gracias por AMAR TAN INCONDICIONALMENTE a nuestra querida VENEZUELA...Y gracias por pedirle proteccion a la Virgen Morena... Estoy segura que la Guadalupe te ha escuchado, y aunque suene "metafísico", lamentablemente Mónica fue la escogida para traer su mensaje. Pensar así alivia mi alma y le da otra dimensión a la corta y vital existencia de esta bella e inteligente VENEZOLANA .

Paola Luzio dijo...

Me hiciste llorar, Jose. Tan bien dicho, como siempre. Ahí dejamos media alma, porque seguimos luchando por no dejarla entera....y qué me dices del sufrimiento de los abuelos que no saben si temer que sus nietos no los visiten o que sí lo hagan? Un abrazo grande, querido amigo

Pedro Luis Ghinaglia dijo...

Muchas gracias, José, por tu escrito, por tus sentimientos y por tus oraciones. Muestras que eres digno hijo de una gran familia y de un gran país, que todavía lo es, a pesar de todo.

Anónimo dijo...

LUPITA, NI DIOS, NI JEOVA, NI PORTAVIONES GRINGOS, NI SUPERMAN NI BATMAN... ESTO LO PODRÍAMOS RESOLVER NOSOTROS DE LA MEJOR MANERA QUE ENCONTREMOS... PERO ESA MEJOR MANERA JAMÁS SERÁ RESANDO Y QUEDANDONOS MIRANDO A VER EL MILAGRO PORQUE EL MILAGRO LO TENEMOS QUE REALIZAR NOSOTROS LOS VENEZOLANOS. SEA TOMANDO LAS LEYES EN NUESTRAS MANOS, SEA QUE LLEGUEN NUEVOS GERENTES AL ESTADO Y TODOS ESTOS NUEVOS RICOS SE MARCHEN, O SEA POR MEDIO DE UNA GUERRA CIVIL.

Unknown dijo...

Lo peor d todo es q, los q se dicen gobernantes, solo estan ahi por sus propios intereses. El poder endurece tanto el corazon q un ser humano caido en manos d la delincuencia vale menos q nombrar su nuevo gabinete, crear una nueva mision, ofender un disidente, entre otros. Y lo peor de todo es q esos estan ahi por unos cuantos venezolanos solo les importa, una casa, asi les toque hacer largas colas por una lata de sardinas.

Unknown dijo...

''El gentilicio a veces se convierte en una cruz que llevamos a cuestas.''

¿Sabes? Algunos que se van olvidan, se olvidan del país. Reniegan del lugar dónde nacieron. No los culpo. Este país también educa para ser egoístas e indiferentes. La piñata nos enseña a agarrar para nosotros sólo lo mejor. En el mercado, la lucha por la harina pan nos enseña a apoderarnos de esos 4 paquetes que nos permiten, así el otro no pueda llegar a ellos, no nos importa porque nosotros tenemos lo mejor, no nos importa. Desde hace tiempo nos dejó de importar el otro y me incluyo. Mi lucha de superviviente sólo me incluye a mí y a los míos, a lo que hago para poder irme, para que no me maten, para no tener que padecer. Admiro estas letras tuyas.

¡Un abrazo!

Jose Urriola dijo...

Estimados lectores: Muchas gracias por sus lecturas y comentarios. Uno intenta, con las herramientas que tiene, tratar de ayudar en la solución de este problema que nos tiene en ascuas a todos.
Reciban un abrazo y mi profundo agradecimiento.
Jose U.

Deyanira Díaz dijo...

Querido José, qué bueno es tenerte entre nosotros. Yo te confieso que con todo esto yo me siento cómo el judío al que le están cortando el cabello: ¿Cómo expresar toda esa mezcla de dolor, indignación y frustación al ver que pasan estas cosas tan duras en nuestro país sin que se determine una medida concreta? No es fácil José. Desde acá estamos contigo apoyando esta causa, teniendo la fortaleza de enfrentarlo cada día sin dudar. Fuera o dentro de Venezuela nos une el mismo sentimiento.

Saludos.

marcofb65 dijo...

Wow. Lo que dices y como lo dices!

Dominga Antonuccio dijo...

Jose: claro que eres poeta¡¡¡ y tus palabras nos llevan irrevocablemte a añorar un amor a la patria del cual tu papá también me enseñó mucho. Orgullo de todos los que te conocemos, me uno a tu oración diaria, con afectuoso saludo desde Vzla,

Patty dijo...

Gracias por tu emotivo texto, Jose. Gracias también por no olvidar tu casa y sobre todo por la solidaridad y la consideración con quienes seguimos en Venezuela. Un abrazo.

Unknown dijo...

Es muy triste y lamentable lo acontecido, realmente no existen palabras para describir la horrible pesadilla que se ha estado viviendo esta decada y media por falta de seguridad, avaricia, y de responsabilidad por la humanida, todo eso gracias a un grupo de delincuentes que han manejado el pais a su antojo y que han vendido sus almas al diablo.
Ahora, lo que no podemos hacer, los que todavia poseemos conciensi es olvidarnos que la vida continua y que estamos en el deber y el derecho de continuar nuestro progreso en seguir educando nuestros hijos (as) de la mejor manera posible para poder alcazar nuestras metas, que son las de construir un mundo con paz, progrso y futuro. Somos el gran ejemplo de nuestros hijos (as) , y eso se lo debemos.

Unknown dijo...

Gracias por poner de una forma tan clara, tan precisa, lo que llevo en el pecho! es asi, tal cual como me siento. Afortunada de saber que estoy afuera, pero siempre con un dolor muy grande por los que se quedaron.. con un pesar en el alma por no poder ir a visitarlos a ensenharle a mi hija de 5 anhos que es Venezuela (porque me asusta que la ruleta rusa me toque a mi o a mis seres queridos). Con panico aveces de abrir FB, y con unos deseos enormes de un milagro, donde efectivamente el Sol ya salio para todos en Venezuela! .. si donde conho ya por fin la cosa se en rumbo..como dices con el conho y todo.

Anónimo dijo...

Gracias por describir tan precisamente y tan responsablemente lo que creo muchos emigrantes sentimos

Isaura Huerta Giusti dijo...

Te felicito, primo querido,por tener el don de la palabra y servir de portavoz de todos los venezolanos que estamos fuera de la patria y sentimos horror al pensar que allá están nuestras querencias y sentimos un dolor profundo en el alma cuando sabemos que ellos no pueden llevar una vida feliz y tranquila, como nosotros en otra parte del planeta. Se me encoje el corazón al pensar que mis nietos mexicanos no podrán conocer los lugares donde crecieron sus padres, ni compartir con el restos de primos y tíos que allá "padecen" (no viven). Y siento una inmensa pena cuando acá me preguntan qué pasa en Venezuela con la leche? con el papel higiénico? y ni se que decir cuando veo u oigo en las pantallas de TV o por Internet noticias sobre la inseguridad que allá se soporta angustiadamente!!!

Glomar Fernandez dijo...

Es tan verdadero lo que escribe, tan palpable, que uno queda sin palabras y respiramos hondo cuando las lagrimas llenan nuestros ojos al ver retratada nuestra realidad...como nos duele!.
Nos vamos quedando solos, apartados, temerosos, impotentes...sera que no tenemos salida si no a traves de Maiquetia? a rumbos distantes y extraños, donde anhelaremos lo nuestro con dolor y tristeza?
Rezar alimenta el alma y el espiritu, pero la accion debe acompañar a estas plegarias.
No nos dejemos quitar la patria, alcemos nuestras voces y luchemos, seamos como aquellos tesoneros que no descansaron hasta lograr la LIBERTAD!