(Este relato se debe
leer mientras se escucha “Mr. Somewhere” de This Mortal Coil)
Papá, de pronto, interrumpe la lectura. Se
coloca el libro abierto en precario equilibrio sobre la amplia barriga, traga haciendo
su característico ruido de saliva gruesa bajándole por el gaznate. Se queda
absorto mirando a través de la ventana.
–Allá, hijo, en aquella estrella lejana que se
ve al fondo, mucho más allá de la persiana, seguramente habrá un padre con su
hijo. El padre estará leyéndole un cuento y de repente se quedarán viendo por
su ventana, mirando hacia esta estrella lejana que ellos no saben que es la
Tierra. Y entonces el padre seguro que le dirá a su hijo: Mira hijo, allá en
esa estrellita que se ve al fondo, seguramente vivirán un padre con su hijo y
el papá le estará leyendo un cuento, y de pronto se quedarán viendo más allá de
la persiana hacia este planeta tan lejano para ellos y dirán “allá a lo mejor,
en aquel planeta, viven un padre y un hijo que se estarán preguntando si habrá
un padre y un hijo como ellos leyendo para luego quedarse viendo a las
estrellas”.
Yo no respondí nada en aquel entonces. Pero a
mis ocho años me pareció maravilloso aquel juego de papá. Se desarrollaba en mi
mente una historia entera con los cuentos de la otra estrella. Una mejor,
inclusive, que la del libro que me estaba leyendo el viejo.
Recuerdo toda esta escena y pienso en papá que
murió hace tantos años mientras presiono con pereza el acelerador, avanzando
por esta carretera nocturna y desierta, en dirección a casa; una casa vacía a
la que hoy me da especial vértigo llegar. En eso el recuerdo se ve abruptamente
interrumpido por una masa de luz que se desprende desde el horizonte oscuro y
se me viene encima. Freno, soy presa del encandilamiento cuando aquella nave
enorme de mil luces me aterriza justo enfrente para bloquearme el camino.
Una criatura alada pero de aspecto curiosamente
familiar se baja de la nave, camina hacia el auto y una vez a mi lado golpea
con gentileza la ventanilla. Bajo el cristal con la certeza de hallarme más
sorprendido que asustado.
–Por fin te encuentro. He venido desde muy
lejos y por fin doy contigo – dice el sujeto y
asoma su benévola sonrisa de dientes azules metálicos.
–Perdona, ¿nos conocemos? – pregunto.
–Sí, de alguna forma. Yo soy el hijo de aquel
padre que en aquella estrella lejana se quedaban viendo por la ventana hacia este
planeta y se preguntaban si habría aquí un padre y un hijo que estuvieran
leyendo y de pronto interrumpieran la lectura para preguntarse si en aquella
estrella lejana de allá, que no era otra que la Tierra, habría quizás un padre
y un hijo que estuvieran haciendo exactamente lo mismo que ellos.
–Dios mío, esto tiene que ser una broma.
–No, no lo es. Se trata de algo muy serio. Mi
padre está muy anciano y antes de morir me ha pedido que cumpla con su última
voluntad, que además asegura es la misma de tu propio padre: que vengas a
conocernos para que así puedas contar por fin nuestras historias de nuestros
mundos. Te hemos estado esperando por mucho tiempo pero tú nada que te sientas
a escribir.
Bajo del auto emocionado como si tuviera otra
vez ocho años. Subo a la nave y despegamos. Me despido con un gesto de mano de
la Tierra, ahora tan lejana, vista desde el espacio. Esta noche estaré
escribiendo, por fin, el primero de los relatos de la otra estrella.
15 comentarios:
Texto+música=Corazón arrugado. Como dirías tu, qué belleza.
Ay! Urriola, lo has hecho otra vez!
qué maravilla.
Ay! Urriola, lo has hecho otra vez!
qué maravilla.
Que manera tan fina y elegante de hacerme llorar, al recuerdo de escenas conocidas ; acompañadas ahora por esa bella música.
Sin duda un regalo, ojalá yo cupiera en esa nave para volver a ser observadora en este encuentro con la pareja espacial, asi como presencié conversaciones y cariño en la pareja terrenal de hace tantos años.
Que bello mi chamo querido!!!
Lindo. Pero no puedo leer y escuchar a la vez.
Qué cosa tan linda, mi compis.
Qué cosa tan linda, mi compis.
Que lindo sobrino querido. Esta es la segunda parte de "la hora mas oscura"que publicaste en el 2009.
Tienes en tu herencia los genes de tu "vegetal"y de tu abuelo Augusto.
Dios te bendiga
Jose qué chévere leer tu blog. Es primera vez. Me encanta compartir esta faceta de tu personalidad, quizás la más importante, hasta ahora velada para mi. Creo que todos llevamos un poeta dentro. Para eso, pienso que no hace falta componer versos, siempre que se lleve al lector a nuevas dimensiones del sentir. Qué interesante tu perspectiva. Qué bien encontrar lo que hay del lado adentro de "la persiana"!!! Creo que con "papel y lápiz" eres más abierto que usando "el micrófono" Jajajajaja!!! Te extrañamos, vuelve pronto!
Jose qué chévere leer tu blog. Es primera vez. Me encanta compartir esta faceta de tu personalidad, quizás la más importante, hasta ahora velada para mi. Creo que todos llevamos un poeta dentro. Para eso, pienso que no hace falta componer versos, siempre que se lleve al lector a nuevas dimensiones del sentir. Qué interesante tu perspectiva. Qué bien encontrar lo que hay del lado adentro de "la persiana"!!! Creo que con "papel y lápiz" eres más abierto que usando "el micrófono" Jajajajaja!!! Te extrañamos, vuelve pronto!
Queridos todos,
Gracias por leer y por sus comentarios que me honran y me estimulan tanto. Un abrazo muy fuerte.
Hermoso! Lo que me pasó por la cabeza mientras leía: cuando la materia y la an-timateria se tocan, el mundo desaparece en una explosión! Pero en tu cuento hablas de un mismo universo y la explosión en el encuentro es de amor. Un abrazo.
Bello.
Es precioso. No prives ni a propios ni a extraños el realizar la fantasía que casi todos hemos sentido al marar hacia las estrellas.
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