martes, 12 de septiembre de 2006

Experimento y video.


El Estado publicó Las reglas del experimento, tan sencillas como inviolables:

1) A partir de la hembra alfa (Ella) se escoge a un macho (Él) de la misma especie que sea de su agrado, de edad similar, sano, genéticamente compatible.
2) Deberán convivir durante 3 años de absoluto encierro en un espacio sin paredes de 50 m2 donde compartirán una sola cama, un baño, cocina y comedor.
3) Ambos estarán en la obligación de formar una pareja, seducirse, convivir de la mejor manera, tener sexo al menos una vez al día.
4) Bajo ninguna circunstancia (incluida la muerte) se podrán separar durante el lapso del experimento.
5) La experiencia será filmada a 3 cámaras durante los 36 meses de convivencia.
6) Al cumplirse los 3 años exactos de iniciado, el experimento culminará sin prórrogas ni apelaciones.
7) La totalidad de las cintas registradas será duplicada. A cada miembro de la pareja se le hará entrega de todo el material bruto para que hagan con él un montaje de la experiencia. La duración del video final es libre.
8) La pareja se reunirá por única y última vez para intercambiar los videos. Pueden acompañar sus películas con una breve nota explicativa.
9) El Estado se reserva los derechos de explotación y difusión de las imágenes, sean en vivo o diferidas, de manera parcial o total.
10) El consumo de la obra podrá ser decretado como obligatorio y deberá ser acompañado de una dosis de 600mg de Soma XS inhalable para garantizar su máximo disfrute. (Los precios del combo serán anunciados y modificados a juicio de la autoridad).

Al principio del experimento -apenas se cerró la puerta del apartamento y se encendieron las cámaras- se gustaron pero no tanto. Sólo con el paso del tiempo sus risas se hicieron más francas y espontáneas, el sexo dejó de ser mecánico para dar paso al juego afectuoso y la ternura. Al año estaban perdidamente enamorados. Tanto que, en secreto, casi en un susurro imperceptible para los micrófonos de la cámara, Ella le dijo: “Si quieres nos podemos volver a ver fuera de aquí, cuando se acabe el experimento”. A lo cual él sólo respondió con una sonrisa nerviosa. Nada más. A los dos años se enfrascaban en peleas monumentales que acababan en apasionadas reconciliaciones. A los dos años y medio pasaban por largos momentos de silencio, acariciándose muy suave, a veces tomados de la mano o refugiados en un nudo el uno contra el otro, adelantándose a la despedida. Faltando tres meses su rutina se hizo tensa y nerviosa, discutían por asuntos a los que nunca antes dieron la mínima importancia. Empezaron a hacerse maldades, pequeñas provocaciones domésticas que sabían irritarían al otro. Se insultaban de buena gana como viejos amantes convertidos en rivales, clavándose colmillazos ponzoñosos justo allí donde sabían que harían el mayor daño.

Se despidieron el último día con una tristeza absoluta. Estrecharon manos y luego un abrazo prolongado y húmedo. Ella tomó su paquete de cintas primero y se despidió con un “me voy ya, y no pienso voltear”. Él le estuvo mirando la espalda hasta que desapareció por el hueco de la escalera, tomó entonces sus cintas y se marchó por otro camino.

El día pautado para intercambiar los videos se encontraron en el mismo lugar donde estuvieron por 3 años conviviendo. Él casi no podía hablar, la encontró aún más hermosa, con otro brillo en el pelo –sí, ahora más largo con reflejos más claros- y algo parecido a la tristeza irresistible en los ojos. Ella lo encontró más flaco, le pareció un poco más alto, le encantó reconocer el timbre exacto de su voz.

Él entregó su video acompañado de la siguiente nota: “Si yo pudiera retroceder el tiempo, si pudiera retroceder cada una de estas cintas, yo escogería sólo los mejores momentos, borraría los malos o los minimizaría. Uno es dueño de sus memorias y no importa tanto qué fue lo vivido, lo importante es cómo uno lo recuerde. Yo prefiero recordarte bonito”.

En el turno de Ella, entregó todas las cintas con el material en bruto, idénticas a como se las había llevado, sin haber editado un solo segundo: “Si retrocediéramos las cintas y si volviéramos el tiempo atrás yo repetiría todo exactamente igual. Lo intenté lo mejor que pude desde el principio. Yo cometería de nuevo los mismos errores en los mismos momentos”.

Se despidieron con una sonrisa sospechosa. Hubo un guiño cómplice. Y se desvanecieron. Nunca más, a pesar de haber sido buscados con saña en cada milímetro de la ciudad, se dio con el paradero de la hembra alfa y su macho ideal.

Eso sí, la transmisión masiva y obligatoria de los videos resultó un éxito.

El gobierno se niega a admitirlo, pero el rumor corre por las calles; la gente tiene la sospecha cierta de que en algún lugar incógnito, fuera de norma, en un espacio sin paredes -de 50 m2 compartidos, o acaso menos- esa pareja anda justo en este instante inmersa en su propio experimento. Uno del que sólo ellos serán testigos, sólo ellos sabrán de sus variables, picos, valles y resultados. Y esta vez sin video.

6 comentarios:

mercedes grosso dijo...

...y estos géneros que parecen ficción, pero que son realidad como se llaman?

Clavel Rangel dijo...

Entonces hay muchos incautos que se prestan para ello..!

Jesús Nieves Montero dijo...

sin el video... pero con esa idea que la paranoia y el ejercicio ficcional mantiene activa de que alguien siempre mira, de que, en el peor de los casos, cuando queremos y cuando simplemente sucede, nos desdoblamos y nos observamos...

y luego está el implacable y admirablemente anárquico registro de la memoria...

salud!

j.

Israel Centeno dijo...

Interesante distopía ¿Luego de dos años la mitología urbana los reinventa?

Recuerdo a la esposa de Humbert Humbert, estuvo involucrada en unos cuantos experimentos conductistas.

Ophir Alviárez dijo...

José, me parece que hay en el post mucho más que una bien lograda historia de ficción en la que la voz usada refuerza la idea del narrador que todo lo ve y que
-inevitable y concientemente-, deja que se oiga lo que no se debería oír, o mejor aún, nos hace creer a nosotros los lectores que no "estamos escuchando", sino que sencillamente sólo proyectamos lo que la lectura genera en las mentes que reciben la información.

Siento que el experimento, como ya alguien mencionó, es tan pero tan real que a pesar de que no hay "reglas" publicadas por un Estado para llevarlo a cabo, muchas de las parejas que se deciden a "serlo", viven bajo las premisas de ellas y, excluyendo las grabaciones obligatorias y lo que hace referencia al tema, la idea es menos descabellada de lo que parece y sí, -me atrevo a aseverar-, muy pero muy cercana con lo que sucede la mayoría de las veces.

Tengo mi "teoría" al respecto, quizá sólo le daría un año más para que la historia raye la precaria realidad y el resto sea mera coincidencia...

Te leo, sigo haciéndolo.

OA

Isa dijo...

lograste sumergirme en la historia, tanto q ahora mismo voy a leer la continuación. La conducta humana... las novelas, reality shows, internet... parece que esta es realmente la musa universal.