El amigo Centeno me preguntaba a raíz del post anterior por Pris, la más hermosa de las replicantes de Blade Runner; la preciosa novia de Roy, con quien formaba la última pareja de Nexus 6 que tan desesperados estaban por eso mismo que nos angustia a los humanos: tener un poco más de tiempo. Sólo eso.
No saldré aquí con una clase de cine, ni con la cita de una retahíla de datos que poco importan y que mucho mejor se encuentran en http://www.imdb.com/. Pero confesaré, ya que la pregunta de Centeno me ha vuelto sembrar la imagen en la cabeza, que vi a Daryl Hannah -la misma que hizo de sirena en Splash, la misma que se cayó a golpes de kung-fu y a lucha de katanas con Uma Thurman en Kill Bill- hace unos cuatro años en un festival de cine congelado entre las montañas de Utah, y les diré que ella estaba triste.
Fundamentalmente eso, triste. Nos tocó conversar en una entrevista de quince minutos en la que no fue para nada diva, ni descortés. No fue tampoco especialmente agradable ni lúcida. Yo diría que estaba agotada, que estaba ausente; pero sobre todo que estaba con el alma hecha un nudo. Con esa belleza translúcida, casi espectral, que les surge de adentro a las mujeres tristes, que les hace temblar casi imperceptiblemente el labio inferior, que se les desborda por los ojos aunque ni una lágrima asomen.
Me pegó mucho verla así, a ella, mi pobre sirena de la infancia con sus cabellos rubios y sus posaderas de ensueño, amor imposible de mi adolescencia capaz de sumergir los dedos en agua hirviendo para sacar un huevo sin quemarse; me dieron ganas de abrazarla y creo jurar –si acaso la memoria no me ha jugado ya una trampa y lo esté inventando- que al final del encuentro después de estrecharnos las manos nos abrazamos un ratito, y además por un ratito más de lo normal.
- ¿José, verdad? Gracias, José- me dijo al despedirnos con un español tan perfecto que parecía fingido.
Y yo quedé convencido de que esas gracias no eran por la entrevista.
Me quedé con unas ganas enormes de estar solo, de salir a caminar por la nieve, en medio de ese pueblo fantasma asaltado por sus 15 días de fama en el que me la pasé fatal.
- ¡Verga, chamo, qué fumada que estaba Daryl Hannah!- alcanzó a decirme (con toda la poca felicidad de la que era capaz) apenas cruzamos el umbral, con su voz agudísima y su risita rastrera, el tipo que me habían impuesto por compañero para ese viaje.
- No sé si fumada, pana, y la verdad poco me interesa. Yo la vi fue cansada. Y triste. Muy triste.
8 comentarios:
Estoy seguro que alucinabas José; o estabas frente a un androide de verdad; esa imagen de la tristeza es imposible en una mujer ¿Qué pasó con Hécate o Perséfone? ¿Qué pasó con la mortal Antígona? Y la tristeza de Las Furia? ¿La cruel Clitenmenstra, la triste e implacable Medea, la tenebrosa Lady Macbeth? ¿La infiel Ginebra? allí no está la tristeza de Dido; no. No es esa la que describes (la tristeza y la crueldad, la tristeza y acá se acaba todo)... La tristeza de Daryl Hannah fue pudo haber sido un espejismo, una encantadora manipulación, un juego malabar; no me digas esas vainas; no ahora que Roy está triste.
Gracias por traer de nuevo esa imagen querida desde el mundo distópico.
Centeno,
A lo mejor me manipuló la Pris con sus cantos de sirena. Ya sabemos históricamente cómo los hombres hemos mordido esos anzuelos y las consecuencias que trae. Pero las mujeres de carne y hueso, cuando las tienes allí frente a ti suelen escapar a cualquier envase literario. Y sí que las hay crueles, las hay buenas actrices, las hay mosquitas muertas, las hay buenas y dulces
... y las hay tristes. Estoy seguro que tú también las has visto y las has conocido. Aunque no sean las más comunes.
Si las hay tristes amigo Urriola. Dido, una forma de tristeza. Ese monólogo final antes de suicidio es una belleza. Probablemente esa sea la correspondencia arquetipal de Pris. En algun momento leí un cuento de Bolaños, en llamadas telefónicas, él se acercaba a una actriz porno, la estrella de porno estaba enferma y triste. Igual que con el juego de Glenda, también vi algo parecido al leer la entrevista/crónica que le hace Capote a Marilyn, en esa entrevista hay una analogía, la tristeza de la Monroe se parece a la que tu describes es esta crónica. La androide de Blade Runer estaba triste, estaba triste la sirena de Splash. No lo dudo. Es una buena historia, yo sólo intenté un ocioso ejercicio de despecho desde el punto de vista de Roy, qué se yo… Mírame tú tan junguiano.
Has dicho algo cierto, esa tristeza de Daryl Hannah no es la más común. Has visto las mirada triste de la Artega, es una madona, una pietà.
Un abrazo
Ah, pero en Kill Bill se ve repotenciada, y con ese parche, que le queda de pelos!!!!
José, me pareció alucinante....gran saludo.
Entonces ella tambien habla español! Que curioso estoy descubriendo tanta gente extranjera que habla español y a uno que le clavan el inglés entre ceja y ceja... que cosas!
Nunca se me va a borrar la imagen de Pris pintándose los ojos con aerografo negro y jugando al maniquí, eso si que es tremenda ilustración de la vanidad al menos para mí
Saludos!
la tristeza mi niño...compañera de abordo!
Jose,me llamo Landher,te escribo desde España.No sabía como dar contigo asi que te escribiré por aquí.Verás desde que tenia tres añitos he soñado con conocer a Daryl Hannah,por ella me meti en el mundo de la interpretación...para mi era el motor de mi ilusión por ser actor y conocerla algún dia;escribí muchas cartas a muchos sitios pero nunca di con ella.No se,me gustaría saber de ella,pero saber a traves de una persona que la ha tenido enfrente y ha podido observart mejor que en una pelicula;llevo buscándola 17 años y no lo he logrado aun y no se,me gustaria que me hablases de ella y si tuvieses alguna foto seria genial...
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