lunes, 11 de junio de 2007

Tindersticks en la memoria


En el año 2000 la revista Melody Maker invitó a sus críticos a votar por la que consideraban la canción más triste de la década de los 90. Ganó, con sobrados méritos, “My Sister” de los Tindersticks. “Do you remember my sister? How many mistakes did she make with those never blinking eyes” (¿Recuerdas a mi hermana? Cuántos errores cometió con aquellos sus ojos que nunca parpadeaban), así comienza la canción y a partir de esa puñalada inicial se comienza a tejer un relato musical cruel, decadente, pero no exento de hermosura sobre la relación entre dos hermanos. La cuenta el sobreviviente. La hermana queda ciega a los cinco, el juego que acostumbran jugar es que él abre las ventanas y ella se asoma para describir lo que imagina en el jardín: “puedo ver estrellitas como luces de navidad, piedras brillantes de colores, planetas mostaza y naranja que giran, un gran tigre saltando sobre los peces que se despedazan en aletas azules, colas amarillas, burbujas”. Él mira el jardín crecido que papá nunca arregla, la casa gris del vecino a punto de venirse abajo. Y cierra las cortinas. A los diez la hermana quema la casa, dicen lo bomberos que por estar fumando en la cama, la vieja historia. Entre las llamas mueren el gato y mamá. A los trece, el día de su cumpleaños, cae en un pozo en casa de la tía. Milagrosamente, durante la convalecencia, recupera la vista. Por eso es que sus ojos nunca parpadean. “Me recuerdan al pozo donde te caíste” dice él y se ríen ambos. A los quince se muda con el entrenador de un gimnasio, pero a los tres años, en una discusión, él pierde la cabeza y la golpea con su maletín lleno de pesas y barras metálicas. Nunca más ella se pudo parar de la silla de ruedas, ni sentir la brasa del cigarrillo que por diversión se apagaba en el dorso de la mano derecha. “La enterramos cuando tenía 32. Yo, mi tía, el vicario y el tipo que cavó la fosa. Ella pidió no ser cremada y escogió la urna más barata, así los gusanos podrían llegarle más rápido. Decía que le gustaba esa idea, aunque yo creo que se debía a lo que pasó con el gato y con mamá”.

Fin de la historia, suenan los violines, el chelo, el piano, la música que nos cuenta ya sin letra que ahora a la hermana le va mejor.

Fuimos a ver a los Tindersticks, esa banda de borrachos depresivos y además tristes –como bien la describe un amigo- y cuando nos sentamos en el piso de arriba, acomodados contra la baranda, con los pies colgando sobre el vacío y sorbiendo casi con culpa y nostalgia la cervecita a cinco euros, le comenté a mi amiga Diana: “Creo que si tocan My Sister me muero en esta vaina”. A lo que dijo: “Uy, sí, esto va a estar horrible. Qué bueno”.

Tocaron los Tindersticks con esa oscuridad a madera húmeda que los caracteriza, con ese sonido melancólico con gusto a noche en el bosque (será porque son de Sherwood, el bosque donde robaba a quien se lo merecía Robin Hood). Y sí, fue bueno, pero no fue lo que nos esperábamos. Estuvo impecable y sin embargo algo crucial falló. Hay una magia que uno espera de los conciertos que rara vez se presenta. Cuando se encendieron las luces yo aún esperaba que los roadies, en una rebelión inaudita, en vez de guardar los instrumentos se los colgaran y tocaran como los Tindersticks no supieron. Pero los roadies se guardaron la revuelta para otra ocasión. Lástima.

Ya de salida, cuando nos sacudíamos el polvo de los pantalanes y nos disponíamos a bajar, apareció un amigo colombiano de Diana, Jairo Alejandro –o algo así-, que venía excesivamente condimentado quién sabe con qué. Apenas nos presentan me arrastra hasta el borde de la baranda y me dice: “Oye, hermano, perdona… pero tú estás saliendo con Diana… es que a mí me gusta y yo quiero salir con ella”. Y yo le digo que no, que tranquilo, que ella y yo somos amigos desde hace años, que si quiere salir con ella que mejor se le pregunta directamente. Y me dice: “Es que si me dice que no, me lanzo”, a lo que agrega inmediatamente: “Es más, mejor me lanzo de una vez”. Dicho y hecho: coge impulso e intenta saltar por la baranda, como si no se diera cuenta que hay buenos cuatro metros entre el segundo y el primer piso. Queda colgando con la mitad del cuerpo en el vacío a punto de caer de cabeza. Lo agarro por los pantalones, Diana se aferra a su chaqueta, amigos y extraños nos dan una mano hasta que lo devolvemos tirado por los interiores a tierra sin que se rompa la cabeza. Diana acepta salir con él, el sábado, no sea cosa que ahora la emprenda a mordiscos contra un vaso.

-¿Sabes qué? –comenta Diana ya en el metro, después de que nos recobramos del susto- yo creo que a mí me gusta Jairo Alejandro. Me gusta en serio ¿qué hago?

Yo me quedé en silencio. Nada, excepto insultos, se me ocurría. Y allí me di cuenta, como si me cayera una bolsa de arena en el cerebro, que los Tindersticks no habían tocado My Sister. Más grave aún: que de ahora en más, cada vez que la escuchara, habría un ruido en la frecuencia, un fantasma ridículo que se había asomado para quedarse instalado allí, como un cuadro colado en el video, recordándome que estaba dispuesto a lanzarse por la baranda si acaso le decían que no.



No encontré el video de My Sister -creo que no existe- pero aquí hay una muestra de a qué saben los Tindersticks.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu relato.He aprendido algo nuevo, no conocía el grupo.
Pero, ¿y que pasó con Diana Y Jairo Alejandro? No volviste a saber de ellos?

Maria D. Torres dijo...

Buenisimo el cuento, buenisimo el grupo. Yo tampoco lo conocia. Gracias por distraernos un rato JU, hace falta!

Anónimo dijo...

Amigo, tienes que volver a escuchar My sister en un loop constante durante días, en algún momento algo sucederá, una anécdota nueva que se lleve por delante a Jairo y superponga a esos cuadros colados otros más dignos de esa música.

Anónimo dijo...

Yo conocí a los tindersticks hace como tres años. En un invierno como este de ahora, definitivamente no tan oscuro como este, pero sí escuché el nombre de la banda en un salón de clases casi tan húmedo y helado como cualquier habitación ahora aquí. Y me los presentó un chico de provincia, que pensándolo, se parece a alguno de la banda, digo, por ese olor que como dices tú, emanan a bosque… comenzamos a hablar de música, como si nos paráramos en el medio de un desierto durante días bebiendo sólo lo que conversábamos sin percatarnos de la sordidez de alrededor. Agregó en una listita que hizo con letra temblorosa grupos que eran un must, entre ellos los T. Esa noche, la casa, se llenó de esta borrachera con “can we Start again” sonando desde las cornetas de la computadora con un pésimo sonido, pero con un condenado brillo de certeza por haberlos conocido justo en medio de la injusticia de agosto. Nunca exploré tan a fondo como para llegar tres inviernos luego a My Sister, justo en un momento en que la tensión entre el cielo y la tierra es tremenda en esta franja de territorio, porque va a llover durante días, sin piedad, y más vale, tal vez así, el invierno decida correr junto al río.

Profile dijo...

Gracias por el comentario! tu blog esta muy currado... estoy flipando.
Yo aqui en Madrid instalandome de a poco, ya te contare...
A ver cuando se repite el asadito y la charla sobre la vida acompañada por un buen vinito en alguna parte del mundo

Unknown dijo...

Jose si que te han pasado de cosas!! Me gustó mucho el video, gracias.
un beso, nos vemos mañana

Anónimo dijo...

Me encanto tu relato, yo soy solo una intrusa que buscaba información acerca de este grupo que escuche alguna vez siendo adolescente y que jamas olvide.. ahora con 25 años los busco por todo Internet.. creo que me queda un buen resto para buscar. Adios y gracias!!
Que habrá pasado con esa pareja??

La Gata Insomne dijo...

Hola José
este blog para mí es como el postre, (no cualquier postre,ese que hace que rompas una dieta!!!)lo dejo para el final,lo que pasa es que lo disfruto tanto que ahora entendí que mejor me paso un tiempo sin venir y luego me doy ese lento banquete del último bocado.

Además de depresivo triste- la mejor frase

No conozco al grupo,pero creo que prefiero la canción a la anormal de Diana,menos mal!!! que sólo era tu amiga,porque les vaticino un futuro peor que el de la canción,y a ver que ya se las trae

saludos