sábado, 28 de octubre de 2006

Dictado


Salgo al jardín a fumarme un cigarrillo sin ganas. Hace semanas que no escribo ni una miserable línea, que todo lo que hago me parece una soberana idiotez. Tengo el cerebro seco, como si ya hubiera asumido que sólo sirve para ser esa máquina a mil sandeces por segundo que es lo único que sabe y puede ser. Y cuando eso pasa sólo se me ocurre fumar. Fumar aunque haya dejado de fumar. Aunque ni siquiera tenga ganas de volver a fumar.

Me recuesto en una silla con todo el sol en la cara y me dejo estar. Oigo a mis jóvenes vecinos en el patio de al lado. Forrados de negro, maquillaje blanco sobre el rostro, gruesos lagrimones hechos con delineador entristeciendo sus ojos. Alguna vez, hace un tiempo, les pregunté por qué vestían así. Me dijeron: “somos darkies, estamos de luto porque el mundo se ha muerto, ya nada tiene sentido. Sólo el duelo y la tristeza por todo lo que perdimos”. Sonreí. No dije nada, simplemente pensé: “Todo se repite. Es la misma respuesta que hubiera dado yo a la misma pregunta hace treinta años”.

Lanzo la colilla que echa chispas al chocar contra la pared. Me asomo sobre el breve muro que separa ambos patios. Los veo muy ocupados colocando sobre el césped unas telas enormes donde círculos y espirales de colores están pintados a mano. Toman medidas, acomodan los dibujos, aplanan las telas, miran al cielo, asienten con nerviosismo. Los saludo, pregunto qué hacen. Me responden: “Hemos recibido el mensaje de que en esta zona vive un escritor. Gracias a estas señales Ellos sabrán que es aquí. Vendrán desde el espacio a dictarle telepáticamente un libro maravilloso que lo cambiará todo. El mejor de los libros jamás. Él lo escribirá pensándolo suyo, sin sospechar que son Ellos sus verdaderos autores”.

Vuelvo a casa aún más fastidiado que antes y sin siquiera despedirme. Estos idiotas ni siquiera imaginan que yo escribo. Me siento frente a la máquina y espero que una voz prodigiosa desde el más allá comience el dictado. Pero nada. Se pasan los minutos y la página sigue en blanco. Me aburro mortalmente y para matar el fastidio empiezo a escribir un libro jugando a que alguien me lo está dictando desde el espacio exterior:

“Salgo al jardín a fumarme un cigarrillo sin ganas”.

12 comentarios:

EBE dijo...

je,je,je,je,je...me parece gracioso y hasta me acordé de la canción: "la vida es una tómbola"...será que necesito un cigarrillo?..¿no creo?...la hipoxia no suele ser buena musa..
besos niño del viento...y tranqui, que no necesitas que los marcianos te inspiren..

Laura Morales Balza dijo...

No visto de negro ni dibujo lágrimas en mi rostro, pero sí tengo esa sensación de acabose con respecto a todo. Quisiera otros ojos porque por donde miro las cosas lucen desfiguradas. No me negaría a lo que desrcibe el texto, es circular como la frase "Todo se repite. Es la misma respuesta que hubiera dado yo a la misma pregunta hace treinta años". Mi papá cree fervientemente en esos personajes que los darkies llamaban con sus dibujos. Él no espera un dictado, pero sí una pedrada, un llamado de media noche, un "vinimos por ti". Guardó celosamente una piedra que se fragmentaba en minúsculo polvo, una que cayó en el patio de mi casa, que permaneció en su mesa de noche hasta una limpieza profunda de mi mamá que lo sumió a él en largo silencio. El mundo es así, una larga espera.

Unknown dijo...

Espero que todo sea un cuento...espera todo el tiempo que sea necesario, sin fumar.
Baila en tu cuarto, sobre el cesped imaginándote sobre espirales de fuego, danza hasta que el fastidio te incendie y cuando ya estés a punto de caer, vendrán misteriosas las palabras, como siempre.
Abrazo

Anónimo dijo...

¿Te imaginas? Quizás ellos te pusierona fumar el cigarrillo!

Black Hollow dijo...

Qué sensación tan terrible... he pasado por es. pero nada, el bendito dictado nunca se escucha...

va un abrazo!

©Javier Miranda-Luque dijo...

¿"Al dictado de la locura" que diría el hiperinspirado de Gerard de Nerval?

Fedosy Santaella dijo...

Canta, oh extraterrestre, la colera aciga de Jose Urriola...

Chamo, te aseguro que si el libro tiene visos de literatura fantastica, seguro que aca no se dan cuentan que es el mejor escrito jamas.

Asi que si tu personaje empieza a recibir un dictado con aires azules (lo digo por el gran Julio Garmendia), interrumpe la comunicacion y dedicate a escribir un libro mas costumbrista.

Salud

Carlos Eduardo Fuenmayor dijo...

LAS PALABRAS SIEMPRE SALEN
CUANDO UNO NO PUEDE CON ELLAS
O ELLAS NO PUEDEN CON UNO
Y ESO SANA DICEN
CHAO

Anónimo dijo...

Me gusta tu cuento de ciencia ficción, esta es la faceta que tu presentas al comienzo de este blog,cuando te describes como únático melancólico.
Como soy una vulgar lectora, prefiero tus alegres anécdotas de lus personajes ya célebres... de tus últimos trabajos. Será porque vivimos una vida de tanta angustia, y tus anécdotas relajantes nos invitan a sonreir.,tan necesario, según los médicos para nuestra salud mental.M U.

Arcangel Vulcano dijo...

Definitivamente la vida es hermosa porque existe la poesía y seres humanos sencibles como tú capaces de crearla.Saludos.

Ophir Alviárez dijo...

Ojalá al menos alguna vez recibieramos "el dictado", ojalá.

Me gustó mucho.

OA

Mar dijo...

El genial... Sabes mostrar las cosas con una naturalidad pasmosa. Soy capaz e verlo todo leyéndote.

Tb soy fumadora, qué puedo decir? A todos nos pasa, es el descanso del guerrero y tb el del guerrero sin batalla a la vista.

Lo cierto es que son esos momentos absurdos los que d pronto lo giran todo y nos sientan a crear.

Fumando, ofcourse.

Me alegra haberte conocido.